Opinión

Sociedad deteriorada

Sociedad deteriorada

Muchas veces nos formulamos la pregunta de cómo se deben sentir aquellos ciudadanos y ciudadanas que dominados de la mayor buena fe comparecen a los colegios electorales  y luego se dan cuanta de que han sido estafados,  porque aquel que prometió, en el curso de la campaña electoral, comportarse, como diputado o senador, en forma digna y decente, luego resulta ser un vulgar delincuente. 

Las frustraciones y desengaños están presentes en la conciencia de muchos hombres y mujeres que siempre van a votar con la creencia de que su elegido se comportará  diferente a como lo han hecho sus precesores en el Congreso o en los ayuntamientos, lo cual se extiende  a la decepción por el fraude que han constituido en sus gestiones los que han simulado gobernar para el pueblo y en la práctica lo han hecho para su provecho personal y de sus grupos aliados clasistas nacionales y extranjeros.

Estamos  convencidos de que lo mejor del país se contenta, en lo adelante, con tener al frente de las instituciones  a hombres y mujeres que generen confianza de limpieza y honradez. 

Hay tantas  cosas feas y sucias que se han hecho aquí desde el sector público, que llena de indignación hasta a los más indiferentes. Es muy posible que la situación en que se encuentra hoy el pueblo dominicano en el orden económico y social se ha hecho más agravante por la forma indecente, bochornosa y degradante como se han comportado los politiqueros del sistema que ejecutan actos propios de sabandijas políticas.  Un examen a la realidad política nacional dominicana pone de manifiesto que son muy pocos los politiqueros de los partidos tradicionales que merecen un mínimo de confianza a nivel público.  La cosas que a diario ocurren en nuestro país, y que desdicen mucho de lo que se supone debe ser una sociedad civilizada y organizada a nivel institucional, es el resultado del comportamiento político, de la forma como ha sido dirigido el país en las distintas administraciones que hemos padecido en los últimos años.     

La forma como se desarrolla la actividad política clientelista busca sus mejores cuadros ejecutores en los grupos que carecen de buena imagen de decencia y honradez. Entre peor es un hombre o mujer en conducta, mejor sirve a los intereses de los que están en la cúpula de los partidos tradicionales. Constituye un estorbo, para los planes politiqueros, la firmeza, la limpieza y buen proceder. Aquel que llevó a la quiebra un banco, fue dirigente de la banda colorá y asesinó la madre de sus hijos, hoy es un destacado ideólogo del sistema, abanderado de la democracia representativa y persona influyente en el seno de las instituciones del Estado.  Todo esto se acepta como normal porque la podredumbre política es de la esencia del quehacer politiquero clientelista del momento que se está viviendo en el país. 

El Nacional

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