Cuesta aceptar que el Gobierno destine 5 millones de pesos mensuales al hipismo, como ha revelado el periodista Hugo López Morrobel en su columna Radar Deportivo, en El Día. Porque tantos recursos para una actividad privada, que por demás carece de atractivo, representa un exceso.
En los tiempos del popular narrador Simón Alfonso Pemberton y campeones como Felo Flores, el hipismo tenía simpatía en la población. Hasta los que no eran apostadores disfrutaban del espectáculo. Pero desde hace tiempo las carreras de caballos están de capa caída.
Los 5 millones de pesos son difíciles de justificar, cuando los beneficios son, además, para los dueños de caballos y no para el Estado. Más aún en una nación con tantas necesidades. Puede darse por descontando que el aporte es para gastos innecesarios, incluyendo, por supuesto, una abultada nómina de empleados.
El subsidio para una actividad que despierta un interés mínimo en un sector muy reducido, es de los gastos que el Gobierno tiene que revisar.
