Opinión

SUFRAGIO

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El periodismo y la democracia

 

 

In memoriam a Don Radhamés Gómez Pepín.

Como si hubiera brotado del verso del poeta Miguel Hernández, el periodista Radhamés Gómez Pepín vivió para la libertad. Por ello, cada letra que petrificó en las páginas blancas de los diarios durante la dictadura de Trujillo y los gobiernos despóticos que le sucedieron, incluido, por supuesto, el régimen autoritario de los 12 años del doctor Joaquín Balaguer, estuvo inspirada en la libertad.

A este reportero eterno, de pensamiento liberal, le correspondió ejercer su peligrosa profesión en tres épocas decisivas de nuestra historia contemporánea: la dictadura, la post dictadura y la democracia. En cada una de estas etapas estuvo al lado del pueblo en la lucha por la libertad y la democracia, las cuales una vez conquistadas protegió, hasta el final de sus días, como el más celoso de los guardianes.
La importancia de contar con auténticos periodistas en la defensa de los mejores intereses de la nación es tal que, sin lugar a dudas, no se puede hablar de democracia sin mencionar a Don Radhamés y a otros periodistas que, como él, contribuyeron decisivamente con su instauración y consolidación.

Por tal razón, en este momento en que el pueblo le rinde un, muy merecido, tributo a uno de sus más grandes periodistas, es propicia la ocasión para preguntarnos: ¿Están nuestros periodistas cumpliendo el rol que les corresponde en una democracia representativa? Si esta interrogante se le hiciera a un periodista de la estatura de Don Radhamés, de seguro respondería, categóricamente, que no.

Este es el tiempo de la videopolítica, a decir del reputado politólogo italiano Giovanni Sartori, quien señala: “Podríamos decir que la televisión es la agencia más grande de formación de opinión pública, puesto que la información es la piedra angular de la formación de la opinión pública”.

En ese sentido, el citado autor considera que la televisión informa excesivamente bien sobre homicidios, accidentes, inundaciones, niños desaparecidos, padres que lloran por algo, y toda suerte de trivialidades locales, pero informan de una manera muy pobre a la hora de ilustrar y explicar los asuntos políticos.

Como una muestra de la importancia del buen ejercicio del periodismo para construir una democracia saludable, la Enciclopedia electoral ACE dice: “Los medios de comunicación son esenciales para las elecciones democráticas. Una elección libre y justa no se trata solamente de votar en las condiciones adecuadas, sino que también es necesario contar con información relevante sobre los partidos, las políticas, los candidatos y el propio proceso electoral, a efecto de que los electores estén en condiciones de hacer una selección informada”.

Por su lado, la Corte Europea ha considerado que informar al público y actuar como fiscalizadores del gobierno son dos funciones democráticas de los medios. A pesar de ello, por el contrario, muchas veces, de una manera interesada, los mismos desinforman a los electores, en lugar de orientarlos.

En consecuencia, se puede considerar que la responsabilidad de la mala calidad de nuestra democracia recae sobre la comunidad política, la sociedad civil y los medios de comunicación.

Esta preocupante realidad, convoca a los medios de comunicación a velar porque sus periodistas ejerzan la profesión con la entrega y dignidad con que lo hizo Don Radhamés Gómez Pepín.

El Nacional

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