La falta de credibilidad de la población en el liderazgo político tradicional podría estar socavando lentamente las bases del sistema democrático en el país.

Analista políticos advierten sobre estos riesgos y recuerdan las experiencias de otras naciones de la región en que grupos emergentes han logrado la toma del poder y sumido esos países en el caos.
Los escándalos de corrupción, que se reciclan de gobierno en gobierno y la ausencia de sanciones están descalificando a los integrantes de las organizaciones políticas, que con razón o sin ella, y quizás sin proponérselo, están creando una percepción en una parte de la población de que el futuro del país estaría en opciones ajenas a los partidos políticos.

Sectores de la sociedad civil, auspiciados por partidos de oposición, mantienen una presión pública acusando a legisladores, a jueces y funcionarios del Gobierno como responsables de un Estado corrupto, al que pretenden vincular al jefe del Estado, quien en su discurso ante las cámaras legislativas conjunta defendió no solo su honestidad, sino la transparencia en su gestión gubernamental.

En Latinoamérica hay referencia de países donde ha llegado el descrédito de la partidocracia y del estamento del Estado, creándose un caos social y la pérdida de la democracia, produciéndose fugas de capitales empresariales y la pérdida de inversiones extranjeras por falta de seguridad jurídica.

Perú, con el caso de Alberto Fujimori, y Venezuela, con Hugo Chávez y su heredero Nicolás Maduro, son solo dos casos para ser citados.

En ambos países la población tuvo que improvisar con figuras fuera de los partidos, pero cuyas gestiones dieron al traste con la democracia.

Fujimori y Chávez en sus primeros años de gobierno coincidieron en suprimir el Congreso y durante un tiempo gobernar por decreto y luego maquillar unas elecciones congresuales para quedar con el control de ese estamento.

La crisis política y económica en Venezuela es un espejo, donde los empresarios tuvieron que sacar sus capitales, muchos de los cuales están en la República Dominicana, y sus ciudadanos emigran a diferentes países, principalmente Santo Domingo.

Sin embargo, el sistema de partido en República Dominicana todavía goza de mucha credibilidad, con sus debilidades por los errores de los líderes políticos.
No obstante, la masiva militancia partidarista, la participación de más de seis millones de votantes en las últimas elecciones es una muestra de que los ciudadanos creen en la fortaleza de las fuerzas políticas.

Revocación mandato
Sin dudas que el acoso al gobierno del presidente Medina a través de las redes sociales y movimientos públicos por parte de la oposición puso en entredicho la credibilidad del gobierno y redujo la popularidad del mandatario.

UN APUNTE:

Ven absurdo

Para sectores políticos es un absurdo de los partidos de oposición y de sectores de la sociedad civil pedir el fortalecimiento de las instituciones democráticas, como los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, pero exigen al presidente Danilo Medina y su gobierno inmiscuirse en asuntos que la Constitución reserva a otros organismos.

Sin embargo, los propiciadores de las firmas en el “libro verde” en contra de la corrupción gubernamental y la impunidad no lograron, a pesar de mediáticamente crear una percepción negativa contra Danilo, un apoyo significativo de la población, que tan solo dicen consiguieron 300 mil suscribientes.

Existía el peligro, según observadores, que si los sectores sociales conseguían una masiva firma en el “libro verde”, que se acercara al millón de personas, los más radicales de ese movimiento pudieran transitar el camino legal, pero absurdo, de intentar solicitar una revocación del mandato presidencial.