Opinión

Tetalles

Tetalles

La ley que conviene.-

Posiblemente el doctor Leonel Fernández considera que en unas primarias abiertas para elegir candidato presidencial de cada partido, el gobierno tendría mayores posibilidades de imponer en el PLD el candidato del 2020.

El padrón general de la Junta incluye millones de votantes que no están inscritos en ningún partido político, pero que – en primarias abiertas – quedarían habilitados para votar en cualquier partido.

Leonel conoce bien los riesgos asociados a esa situación, por algo escribió aquel largo artículo sobre las virtudes del sobrecito amarillo y sus influencias en el comportamiento político electoral de amplias franjas de dominicanos.

En dirección opuesta, Danilo Medina considera que las primarias simultáneas con padrón cerrado carecerían de sentido.

Y tiene razón, porque la simultaneidad de las primarias procura garantizar que ningún votante o simpatizante de un partido participe en la decisión de otro; pero si el padrón es cerrado entonces la posibilidad de ese trasiego quedaría anulada aunque las primarias no sean simultáneas.

Lo que sucede es que la propuesta de elegir candidatos en primarias abiertas y simultaneas, defendidas por Medina, luce lógica y casi de sentido común; pero el ruedo político dominicano – ¡el real! – tiene muy poco de ambos atributos. Y el que mejor lo sabe es Danilo Medina, que dijo en el 2007 “me venció el Estado”, y que en el 2015, en una acción de ímpetu castrense, modifico la Constitución de la República para reelegirse con el respaldo de diputados y senadores propios y ajenos.

Nada de eso tiene que ver con “lógica” ni “sentido común”, sino con un ejercicio brutal del poder.

Al PRM las primarias con padrón abierto lo convertirían en fácil blanco del gobierno, que intervendría no necesariamente para que gane su “preferido”, sino para sembrar dudas e inquinas entre líderes y compañeros. Así las cosas, ni al PLD, ni al PRM le convienen unas primarias con padrón abierto.

La ley de partidos que conviene a la democracia dominicana real, adicta al dinero y huérfana de arbitraje y garantías, es la que contribuya al fortalecimiento de los partidos políticos, no a dividirlos.

El Nacional

La Voz de Todos