Opinión

Trump está claro

Trump  está claro

Si antes el poder se ejercía de una manera en Estados Unidos, bajo la gestión de Donald Trump se ejercerá de otra. Las líneas generales, que asomaron en su campaña electoral, quedaron marcadas en su discurso de toma de posesión. No hizo citas ni referencias históricas, pero, en tono combativo, sí dejó claro que su finalidad era devolver a su país la fortaleza, seguridad y riqueza que la han convertido en la primera potencia mundial. Desde el 21 de enero a la fecha se ha visto que lo de Trump no son los clásicos golpes de efecto para generar ovaciones que forman parte del librito o el libreto de los gobernantes, sino los resultados.

Ese Trump que, por encima del poderío y el apoyo de Rusia ordenó el ataque aéreo a Siria es el mismo que hizo detonar en Afganistán “la madre de todas las bombas” no nucleares contra el Estado Islámico. Pero también el mismo que ordenó la construcción del muro fronterizo con México, que vetó la entrada a Estados Unidos de ciudadanos de seis países musulmanes, que promovió la anulación de la reforma sanitaria del expresidente Barack Obama y que reforzó la base militar de Estados Unidos en Corea del Sur, sin importarle la reacción de China, en una contundente advertencia a los ensayos nucleares de Corea del Norte.
No ha dejado de plantearse que los bombardeos a Siria, en respuesta al supuesto uso de armas químicas que causó la muerte a unos 86 civiles, en su mayoría mujeres y niños, por parte del Gobierno de Bachar el Asad, pudo tratarse de un simulacro con el propósito de demostrar que no es un incondicional del presidente de Rusia, Vladimir Putin, y de ganar autoridad como jefe del Ejército. Pero en Estados Unidos, con una prensa que no deja pasar una, la maniobra sería muy arriesgada.

(El Washington Post acaba de recibir un Pulitzer precisamente por demostrar que el actual gobernante había mentido sobre supuestas donaciones a fundaciones de caridad).

Después del ataque a Siria, el Gobierno norteamericano acusó a Rusia de encubrir la matanza y de fracasar en su misión para El Asad cumpliera con la destrucción de las armas químicas. Pero además el canciller Rex Tillerson advirtió al presidente Putin que tenía que escoger entre Washington o el gobernante sirio, a quien Trump calificó de “carnicero”.

Tal vez el mandatario estadounidense aprovechó el momento, por qué no, para las demostraciones que ha ofrecido. Pero las acciones bélicas se inscriben dentro de las líneas generales que trazó al asumir el poder.

Trump no es ningún tonto para proceder a la ligera, sin medir las consecuencias. Sabe que no puede exponer al mundo a una conflagración. Pero también que el liderazgo de Estados Unidos es fundamental para combatir el terrorismo y la inseguridad, entre otras grandes plagas.

El Nacional

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