Editorial

Un milagro

Un milagro

El nuevo director del Instituto de Seguros Sociales (IDSS), doctor César Mella Mejía, define como crítica la situación de esa institución, matizada por atrasos en las subvenciones, falta de equipos básicos, carencia de medicamentos e insumos, suspensión de créditos, atrasos en pagos de sueldo y deterioro en la planta física.
Ya antes, el anterior titular, doctor Sabino Báez, había revelado que la subvención mensual de 272 millones de pesos que recibe esa institución se destina en su totalidad al pago de sueldos y salarios a 10,250 empleados, la mitad de los cuales corresponde a personal de salud.

El IDSS es una red de servicios hospitalarios, con 20 hospitales, 29 policlínicas y 65 consultorios, vinculada con una Administradora de Riesgo de Salud, una Prestadora de Servicios de Salud y una Administradora de Estancias Infantiles, lo que impacta en una amplia franja poblacional, integrada básicamente por familias de trabajadores.

El Salvador B. Gautier, principal centro asistencial del IDSS, virtualmente agoniza en medio de extremas precariedades; el Hospital de la Mujer cerró sus servicios de internamiento, partos y cirugías y al hospital Estrella Ureña, de Santiago, le suspendieron el servicio de energía eléctrica por falta de pago.

Puede decirse que el IDSS hace tiempo que fue ingresado en una sala de cuidados intensivos, por lo que requiere de la inmediata intervención del Gobierno antes de que ingrese a un irreversible estado de agonía y deje de respirar para siempre.
Ese es el complejo hospitalario que ha servido por 69 años a la clase trabajadora, que hoy puede morirse en manos de un Consejo de Dirección tripartito (Gobierno, empresariado y centrales sindicales), cuyos representantes parecen acomodarse en una complicada madeja burocrática que dificulta el respiro económico.

A las nuevas autoridades del IDSS no les queda otro camino que ingresarlo de inmediato a la sala de cirugía, para lo cual el nuevo director requiere del respaldo irrestricto del Gobierno y de vías expeditas de su Consejo de Dirección, porque una cirugía salvadora requiere que el bisturí alcance también a las áreas administrativas y de servicios.
La clase trabajadora requiere y merece que el Instituto de Seguros Sociales sea rehabilitado para que todos sus hospitales, policlínicas, consultorios y estancias infantiles recuperen sus capacidades de brindar servicios de calidad, una tarea cuyo cumplimiento se acerca a la condición de un milagro.

El Nacional

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