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Una agradable sorpresa en la poesía dominicana

Una agradable sorpresa en la  poesía dominicana

Reina Lissette Ramírez

 
De un dilatado tiempo para acá me acerco a la poesía escrita por mujeres con cierto escepticismo. No es mucho, casi siempre, lo que encuentro. Divagaciones endebles en el campo metafísico, canto a un erotismo fofo, la nostalgia por el placer, pero maquillada en términos escriturales y políticos, muy correctamente.

 
Toparme con Reina Lissette Ramírez ha sido una agradable sorpresa. Por lo variado de su canto, y por la expresión que sustenta alrededor de sus textos, me percato de que esta poeta se mantiene siempre observadora, atenta, que a través del lenguaje canta a lo diverso desde una posición de libertad e inteligencia verdaderas.

 
Para insertarme en el universo poético de Reina Lissette Ramírez voy a utilizar una expresión que le tomo prestada. “Fina daga”. Se requiere de una fina daga que se meta correcta y singularmente en los sentidos, que atraviese al lector con cierta inteligencia. Son tiempos estos de escribir con maliciosa observación, con dosis de maldad a cuestas.

 
Varios libros ha publicado Reina Lissette Ramírez. Sobre la mesa tengo Círculo Diurno (Premio Joven Poesía), Paisaje Expreso y otros poemas, Sorbos de café y varios textos inéditos. De entrada esto me hace pensar en una consistencia. No es Reina Lissette la poeta que publica un libro como se saca cédula y desaparece. No, es una ciudadana que, con todas las de la ley, se ha dedicado a la poesía. Se plantó a hacer oficio. Luego, al ir leyendo los textos, al observarlos y compararlos a plenitud, la forma de acercarse a los temas, me doy cuenta de que es una poeta que maneja un discurso maduro, que planea a conciencia en torno a lo que quiere expresar y dejar en la página.

 
Lo difícil para un poeta o una poeta es crear un universo en el cual pueda moverse de manera cómoda. A sus anchas. Lo que de Reina me sorprende es que de un texto a otro, aspira y suspira de manera inteligente ante los temas. No es poeta de un solo registro, de caminar por la misma senda con ojos cerrados.

 
Los temas trascendentales (si los hay) y los cotidianos muy bien que sabe aderezarlos y saltar hacia esa zona metafísica que provee a la poesía de lo sugestivo y el misterio. Es ahí donde me he topado con versos bellísimos. “Qué temprano ha salido la noche a escondernos”. Pero ojo: no es que sea poeta de versos excelentes sueltos. No, por el contrario, en su texto Círculo Diurno, los poemas son generalmente cortos, y la poeta se centra en un tema, entra y cierra de manera apropiada.

 
Círculo Diurno tiene claros méritos. La poeta sabe cerrar los poemas, domina muy bien la sugerencia, se parapeta al aspecto lógico del poema de una manera muy comedida. No es lanzando versos a diestra y siniestra que construye su universo. Su decir está fundado en una extraña serenidad, rara en poeta joven. “Si yo toco a la puerta y abre un hombre/el corazón y la astilla cree amarse agonizando”.

 
Viendo los epígrafes que Reina Lissette ha colocado en alguno de sus poemas, me da una idea de su sensibilidad, del gusto que en ella prima. Alejandra Pizarnik, por ejemplo. Muy saludable. Hay voces de mujeres que serían estupendos espejos para jóvenes poetas: Sylvia Plath, Mistral, García Farruz, Emily Dickinson, tal vez sean de su cabecera, a juzgar por el aliento que recorren sus creaciones.
Algo a destacar es la economía de las palabras, lo certero que son su

 

s versos: “Tomaste tus páginas, /menos aquella última/y has escrito lo necesario/para que comprendan/que existes. Son versos que saben para donde van, son flechas que no tiemblan y no desvían el curso hacia donde se dirigen. “En el corazón del tiempo/Se derraman los líquidos vitales.

 
El poema “Retrato de una extranjera” nos demuestra lo interesante que puede constituirse un escritor cuando ve a su derredor con inteligencia, cuando no lo asfixian los mismos temas, cuando no se ve compelido a escribir bajo el mismo esquema. “Levemente, la presa nos engaña/el calibre también/más si ha sido de animal naturaleza”.

 
Creo que Reina Lissette ha demostrado que tiene suficiente talento para el canto difícil que es la poesía y que es una bocanada de aire fresco en la más reciente poesía joven dominicana. Vale decir: ante tanta poesía inane y exangüe, la de la ella es un bálsamo. En ella está el reto de expandirse en el bosque poético, y en no dejar ya que ninguna rama seca y luenga la ahorque.

 
Les dejo con unos versos de ella, tan actuales, tan ricamente ágiles: “Hemos enfermado, /intercambiando el animal, /firmado nuestro precio en una balanza de oro.
El autor es periodista
y escritor.

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