Opinión

UNAS DE CAL….

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Nuevo capítulo del caso Agosto

La denuncia del fiscal del Distrito Nacional, doctor Alejandro Moscoso Segarra, acerca de la falsificación de una lista de personas de las que se dice recibían sobornos del presunto capo José David Figueroa Agosto, abre un nuevo capítulo de interrogantes.

Y la primera tiene que ser dirigida, necesariamente, a inquirir quiénes tenían acceso a esa lista, aparte de los miembros de la comisión que tiene a su cargo las indagatorias del caso.

Vale también la pregunta conexa de si habrá tenido algo que ver con la inclusión de nuevos nombres en la lista, la persona o fuente informativa que la “filtró” a los medios de comunicación.

Claro, las preguntas en relación al caso son muchas y parece que cada vez serán más, a juzgar por las complicaciones  encontradas hasta ahora en la errática ruta hacia la localización de los fugitivos Figueroa Agosto y Sobeida Féliz Morel.

La relación de inquietudes no satisfechas empezó con la detección misma de los 4.6 millones de dólares encontrados en la yipeta del boricua la tarde del 3 de septiembre en el estacionamiento de su apartamento.

¿Quién le avisó que las autoridades se dirigían a su casa?

¿O alguien puede garantizar que aún estando allí durante el operativo no quisieran verlo para no tener que arrestarlo?

 Arrestada Sobeida, una de sus fichas aparentemente claves, ¿influyó alguna voz extrajudicial para conseguir ponerla en libertad como primer paso para su escapatoria o desaparición?

Pero éstas, y el rosario de interrogantes aparentemente sin respuesta que siguen dispersas en el ambiente, tienen que desembocar necesariamente a la pregunta más importante:

¿Quién protege a Figueroa Agosto?

Sobre todo, porque pocos creen que pueda ser tan efectiva esa protección si no contara con el compromiso de algún enclave del poder político que al parecer no ha podido ser identificado por los investigadores.

Alimenta más esa duda la denunciada falsificación de la lista de presuntos beneficiarios de las andanzas delictivas atribuidas a Figueroa Agosto,  porque aporta otra prueba de que desde dentro alguien procura desacreditar la investigación.

 Y pienso que el presidente Leonel Fernández tal vez debería aguzar su atención para evitar que le metan gato por liebre, en ése o cualquiera de los grandes casos de narcotráfico detectados hasta ahora.

Por lo menos ya en una oportunidad sabida le llevaron falsas pruebas con la intención de “fusilar” la moral de un fiscal adjunto que al parecer obstaculizaba la realización de maniobras.

Abra el ojo, Presidente, que los platos rotos después serán suyos.

El Nacional

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