Opinión

Unas de cal….

Unas de cal….

Cuidadito, Presidente

El empresario Juan Hubieres y los choferes afiliados a su empresa iniciaron la semana que recién termina, una nueva jornada de lucha en procura de conquistas.

Esta vez pusieron a marchar hacia el Palacio Nacional a sus mujeres e hijos, tratando de chantajear al Gobierno para que les otorgue el control de las rutas alimentadoras del Metro de Santo Domingo.

Y aunque reconozco pleno derecho a Hubieres y los suyos a procurar ese beneficio, estoy convencido de que el presidente Leonel Fernández incurriría en una gran metida de pata si les diera lo que piden.

Porque las operaciones del metro iniciaríanbajo la proclividad al caos que caracteriza al mal llamado servicio de transporte público a través de las voladoras y los carros del concho.

¿Valdría la pena que el nuevo servicio de transporte masivo de pasajeros sea puesto a depender de la voluntad de un sector con demostrada vocación al chantaje contra el Gobierno y al abuso contra los usuarios?

Pienso que algo así no sería juicioso, sin contar con que lo más probable es que los minibuses y autobuses a ser utilizados por Fenatrano y sus sindicatos en esas rutas tendrían que ser adquiridos por el Estado y entregados a los choferes, como ha sido siempre.

El reclamo de Hubieres y sus socios se apoya en que dizque más de seis mil choferes serían desplazados de las rutas que operan cuando entre en funcionamiento el Metro de Santo Domingo.

Sin embargo, un dato mucho más relevante sería decir cuántas personas se beneficiarán en esas rutas con la entrada en operación del nuevo servicio de transporte público.

 Claro, el presidente Fernández debe hacer algo que ha debido hacerse desde hace muchos años en lo que concierne al sector choferil:

Debe dejar de comprarles vehículos a los choferes del transporte público, y le economizará al Estado una millonada.

Porque nadie puede cuantificar a ciencia cierta el chorro de millones de pesos que ha ido a parar al barril sin fondo de los sindicatos choferiles.

 Ojalá alguna vez se dijera cuántos millonarios ha aportado ese sector gracias al acceso a fondos públicos a través de la entrega de guaguas, carros y otros vehículos por parte del Gobierno, sin contar las “mordidas” para desistir de sus huelgas.

Puede asegurarse que ninguno de los gobiernos que hemos tenido los dominicanos después de decapitada la dictadura de Rafael Trujillo, ha podido escapar ileso a la presión y al chantaje de los choferes del transporte público.

Bajo el alegato de que prestan un servicio público, a todos lograron sacarles algo, comenzando con el doctor Joaquín Balaguer, siguiendo con don Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco, Hipólito Mejía y culminando con el propio presidente Fernández.

Por esa vía obtuvieron privilegios, dinero y vehículos, y llegaron a transformarse de sindicalistas a prósperos empresarios sin tener que invertir de lo suyo.

Sin embargo, la calidad del servicio que ofrecen a la población decayó de manera tal, que ya ningún usuario está exento de resultar herido o con la ropa rota al abordar un carro del concho o una voladora.

Porque son chatarras rodantes que jamás han podido ser sacadas de las calles aunque el Gobierno les ha entregado flotillas de vehículos nuevos a los sindicatos dizque para adecentar el servicio.

 Y  ésa es la situación que pretenden llevar los “sufridos padres de familia” que dicen ser los choferes, a las rutas alimentadoras del Metro de Santo Domingo.

De manera que si el presidente Fernández quiere  salvar el sacrificio económico y político que ha implicado para el país y para él la construcción de su obra cumbre, no puede permitir que esta vez los choferes le tumben el puso.

victormendez23@hotmail.com

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