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Ven desproporcionados cuestionamientos a FA

Ven desproporcionados cuestionamientos a FA

El Nacional
Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional sufren actualmente un cuestionamiento desproporcionado por los hechos delictivos de algunos de sus miembros, inferiores al valioso historial de servicio de las entidades responsables de la seguridad nacional y el orden público.

La cotidianidad de compromiso social del Ejército, Marina de Guerra, Fuerza Aérea y la Policía se expresa desde riesgosas misiones contra el crimen hasta salvar vidas humanas en medio de catástrofes.

Esas responsabilidades conjuntas y separadas se aplican a través de entidades como la Dirección Nacional de Control de Drogas  (DNCD), los cuerpos especializados de seguridad Aeroportuaria (Cesa), de Puertos (Cesep), Fronteriza (Cersfront) y del Metro (Cesmet), el Departamento Nacional de Investigaciones (DNI),  la Comisión Nacional de Emergencia,  el Servicio de Protección Ambiental, Autoridad Metropolitana del Transporte (Amet)  y las policías de Bancos y de Delitos Electrónicos, la primera con asiento en el Banco Central y la segunda vinculada al Instituto  de las Telecomunicaciones (Indotel).

 Son muchos los eventos peligrosos en que arriesgan sus vidas día, noche y madrugada los militares y policías para proteger vidas y bienes públicos y privados, en momentos desprovistos de la logística necesaria, pero logran los propósitos de las misiones legales asignadas sin quejarse siquiera, porque la disciplina del cuartel lo prohíbe.

Cada una de las armas tiene misiones específicas, de acuerdo a sus mismas estructuras operativas, como brigadas, unidades, pelotones, aeronaves, embarcaciones, vehículos terrestres y otros equipos para patrullar y procurar la seguridad nacional y prevenir y persecución del crimen por tierra, mar y aire.

El Ejército, decano de los cuerpos castrenses, porque nació con la República en 1844 y el de mayor cantidad de tropas, participa en la mayor cantidad de responsabilidades de un extremo a otro del territorio, como son combatir el contrabando fronterizo, el tráfico ilegal de personas,  el narcotráfico  y el comercio ilícito de armas de fuego.

La Marina de Guerra, segunda en reconocerse como estructura militar dominicana en el mismo año de la Independencia, vigila las costas, persigue viajes ilegales de embarcaciones, aporta logística en la lucha contra el tráfico de drogas por mar,  protege puertos y desarrolla un interesante programa social a través de la Dirección Nacional de Pesca, entre otras misiones.  

La Fuerza Aérea, benjamín de las Fuerzas Armadas, patrulla el espacio aéreo, suministra aviones y helicópteros para perseguir el crimen, rescatar personas, apagar  fuegos forestales, transportar personal de seguridad del Presidente de la República, de funcionarios y de entidades sociales que solicitan sus servicios para propósitos comunitarios.

La Policía, garante de la seguridad ciudadana, interactúa con los militares en operativos e intercambio de informaciones para prevenir y perseguir asesinos, secuestradores, atracadores y traficantes de drogas.

Las Fuerzas Armadas y la Policía también tienen en sus filas destacados profesionales de la medicina, el deporte, las artes, la cultura, el derecho y otras áreas, muchos formados por la ayuda de esas entidades.

Cientos de militares y policías han perdido la vida en el cumplimiento del deber, toda vez que asumen riesgosas misiones sin condiciones de trabajo adecuadas ni remuneración o garantía de seguridad económica para sus hijos y demás familiares que dependen de ellos.

En muchos casos esas muertes a manos de criminales quedan impunes porque no se logra descubrir los responsables o por falta de pruebas para lograr una condena en instancias judiciales.

El Nacional

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