Opinión

Visión global

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A su orden, mi general
NUEVA YORK
.- El viejo guerrero ha librado su última batalla. ¿La ha perdido o la ha ganado? Eso nunca se sabe. Para esa batalla no hay balance final.

Si la perdió, ya lo ha dicho el poeta:

Es terriblemente difícil discutir con la muerte/

Ella se empeña siempre en decir la última palabra/

…y la dice.

El viejo guerrero se fue a otro campo de batalla, donde de seguro le esperarán nuevas jornadas.

O talvez  un retiro placentero de suspiros largos y jornadas cortas, en las cuales no estarán de por medio las calladas intrigas del cuartel.

A su orden, general, se hará como usted diga… pero a su espalda se murmurará su forma de mandar.

Se acata y su cumple, sólo por la obediencia vertical del mando. Pero en el fondo habrá quien sienta hervir la adrenalina por no poder decir que no.

En guardia, general, que ahora está parado firme frente al que manda, con su gorro de simple soldado, sin charreteras ni insignias brillantes. Como a usted le gustaba, sin aparataje estridente, sin largas escoltas.

Muéstrele al que manda, mi general, al de allá arriba, al verdadero general de todos los ejércitos, que a usted no le gustaban las pistolas Luger, ni Beretta, ni Brownning, ni mucho menos un Mágnum 3.44 ó 3.57, capaces de atravesar una pared con su proyectil de muerte.

Diga a ese general (aunque El lo sabe, porque todo lo ve desde arriba) que a usted, general de 3 estrellas, sólo le gustaba llevar un pequeño revólver que más bien parecía de juguete.

Dígame una general -y vamos a ser francos, como siempre fue usted-, ¿esta batalla usted la perdió o la ganó?

Para mí que usted la ganó. Debe ser un privilegio muy grande estar parado frente a Él sin miedo a que le pase factura por muertes o por robo.

De usted podrán decir muchas cosas, pero no le podrán decir asesino ni ladrón.

¿Que usted fue duro cuando hubo de serlo? Es la vida del cuartel. Pero aun así son más quienes lo recordarán para bien.

En usted no cabrá eso de que no hay muerto malo, porque de los muertos no se habla mal. No señor, mi general.

Aguarde general (¿o mejor Don Elías a secas?) que falta algo más que quiero decirle: gracias por haberme dado la oportunidad de ser su amigo, sin importar la diferencia de edad.

Don Elías, quiero despedirlo recordando aquellas palabras de mi también gran amigo doctor Marino Vinicio Castillo, en ocasión de decir el panegírico a Don Samuel S. Conde: “Ya has cavado hondo surco; vete a descansar, labrador”.

A la memoria del mayor general retirado Elías Wessin y Wessin.

El Nacional

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