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Visión global

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La gran diferencia

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  Es sencillamente escandaloso que los jefes policiales, militares y del Ministerio Público no den un paso en las investigaciones sobre el llamado “Caso Agosto” sin que al instante aparezcan ofreciendo declaraciones en los medios de difusión.

Eso va contra la elemental regla del silencio para no espantar a los posibles implicados en actuaciones del crimen organizado, cuyo modo de operar sí observa las normas del silencio para encubrirse y poder moverse con relativa seguridad en el bajo mundo.

        Parecería una modalidad difícil de superar. Hace poco quedé pasmado al escuchar en una radio las declaraciones de un alto oficial de Santiago dando cuenta de un operativo que se llevaría a cabo en las inmediaciones de Montecristi en busca del-en ese momento secuestrado-Baldera Gómez.

        ¿Pensaría ese oficial que con semejante imprudencia podía su operación tener algún resultado satisfactorio? Todo lo contrario.

        Con ese mismo desparpajo se están manejando las autoridades de investigación en el caso Agosto cuyas consecuencias, aparentemente, nadie alcanza a medir todavía, y creo llegado el momento de que el Presidente Leonel Fernández les llame la atención para que abandonen ese proceder.

        ¿Seria mucho pedir a quienes conducen estas investigaciones que se ciñan a la más estricta confidencialidad para no dañar lo que están haciendo?

  Es correcto que la opinión pública sea mantenida informada sobre este caso, pero la credibilidad de la investigación manda que, al menos mientras concluye, copiemos de los órganos de inteligencia que en otras partes han probado que el silencio produce resultados positivos.

El Nacional

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