Opinión

VISIÓN GLOBAL

VISIÓN GLOBAL

En los corrillos políticos dominicanos se viene analizando con frecuencia cuál sería el comportamiento del presidente Leonel Fernández en las elecciones de 2012 en caso de mantenerse el impedimento constitucional para optar por una segunda reelección.

 Algunos analistas sostienen que el jefe del Estado preferiría que ganara un candidato del Partido Revolucionario Dominicano a que lo hiciera, por ejemplo,  Danilo Medina, en razón de que iría más cómodo a un retorno en 2016.

 En primer lugar, el presidente estaría bien posicionado para regresar en 2016, ya que cualquiera que gane no podría reelegirse para entonces. Sin embargo, ese posicionamiento tiene algunos peros que el primero que lo sabe es el presidente.

 No es verdad que el presidente preferiría que ganara el ex presidente Hipólito Mejía o  Miguel Vargas.  Estoy convencido de que va a preferir que gane un candidato del Partido de la Liberación Dominicana.  La experiencia es la madre de todo, más en el ejercicio de la política, y ella es tan reciente que ningún comportamiento subalterno puede desdeñarla.

 En primer lugar, tenemos que remontarnos a lo que vivió el propio PRD en 1986 cuando se extendió  la percepción de que el entonces presidente Salvador Jorge Blanco estaba más inclinado a que ganara  Joaquín Balaguer que   Jacobo Majluta.

Y todo  indica que Jorge Blanco actuó en consecuencia, si bien adoptó  medidas contra Balaguer, como  prohibirle desplazarse en helicóptero por algunas zonas, lo cual no impidió que éste recorriera el país en frenética campaña para regresar al Poder.

 El verso extraído de las Rimas de Bécquer, recitado en el borde de un escritorio presidencial y en obvia alusión a los alegatos de fraude que hacia el PRD, aunque distorsionado en algunas líneas, pareció confirmar lo que se decía de Jorge Blanco:

¡Los suspiros son aire y van al aire!

¡Las lágrimas son agua y van al mar!

Dime, mujer, cuando el amor se olvida

¿sabes tú adónde va?

El Nacional

La Voz de Todos