Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Para mí, indudablemente, es el mejor. No está situado frente al mar sino muy cerca de la entrada de un sector al que no suelen ir los turistas: Callejón de la Loma. Sin embargo, este restaurante es maravilloso en muchos aspectos. Regentado por Catherine y su hijo Christophe, ambos oriundos de la Suiza francesa, los manjares que se preparan son, como he dicho, exquisitos y servidos de una manera que a uno le da la impresión de estar en un restaurante de lujo. Tiene un encanto especial. El primordial es lo bien que cocina Christophe, al que podemos, desde la mesa, ver elaborar sus deliciosas recetas con gran amor, simpatía e higiene. Creo que es bueno ver de dónde proceden los platos que uno va a consumir.

El local tiene sus mesas al aire libre, aunque cubierta. Está decorado de una manera sencilla pero agradable y con ciertos toques de humor en algunos detalles.

Catherine, la madre, se ocupa de atender a los clientes, con una amabilidad y un buen hacer absoluto. Nunca deja un cenicero sucio y, cuando viene a suplantarlo, lo hace como en los restaurantes de lujo: lo tapa con el que lo va a reemplazar.

Todo lo que se sirve es del día. De hecho, existen algunos platos, como el “steaktartar”, que hay que encargar con antelación. Los manjares que se preparan son, como he dicho, exquisitos, abundantes y servidos de una manera que a uno le da la impresión de estar en un restaurante de alta categoría. Sin embargo este apunte contrasta considerablemente con los precios de las consumiciones del mismo.

Siempre he estado convencida de que mis espaguetis a la boloñesa eran los mejores. Les doy el punto que, tanto a mí como a mis hijos y amigos, les gusta. No obstante, después de degustar los que prepara Christophe, tengo que retractarme. Los de él son mucho más ricos. Añade más carne molida, cuya receta es deliciosa, y te pone, a los lados del plato, dos panes calentitos y con mantequilla. Todo ello por el módico precio de 120 pesos dominicanos.

De igual modo, el joven cocinero, prepara un steak de carne picada (molida) acompañado de una gustosa salsa a la pimienta y de papas fritas y/o ensalada. Uno deja el paladar y el estómago plenamente satisfecho y paga 140 pesos dominicanos.

Por supuesto, si no hay pescado recién sacado del mar, el plato es eliminado del menú. Tienen, además, carnes importadas, como el Rib-Eye estadounidense. Christophe, asimismo, prepara postres caseros como los famosos “crêpes” franceses, irresistibles incluso para mí que no soy muy amante de los dulces después de comer.

Podría seguir enumerando las delicias que ofrece el restaurante pero este artículo se convertiría, entonces, en una carta culinaria. Sólo unos pequeños ejemplos para que, cuando vengan a Cabarete, se tomen la pequeña molestia de dirigirse al Callejón de la Loma (está muy cerca del centro), pues opino que merece la pena.

En la parte trasera del restaurante, sus propietarios, tienen un jardincillo muy bien conservado aunque salvaje al mismo tiempo. Resulta muy agradable ver a la naturaleza en un apogeo nada molesto. En la delantera, resalta una preciosa planta (mata) de Trinitaria que siempre florece.

El Nacional

La Voz de Todos