Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Berthold Brecht, escritor alemán II

 

Después de ser sometido a un intenso interrogatorio, tuvo que abandonar los EE.UU, como he mencionado, por ser considerado “sospechoso”.

Viajó a Zúrich a través de París, en donde pasó un año, ya que Suiza era el único país en donde entonces pudo asentarse.

En el 1949 se trasladó, con la ayuda de un pasaporte checo, a Berlín Este. Vivió en la ahora llamada “Casa de Brecht”, en Weissensee. Allí se convirtió en el Director General del “Deutsches Theater”. Entonces se comprometió elocuentemente con el teatro y participó en algunas actuaciones en capitales europeas.

Pero esto le causó grandes tiranteces con el SED (Sozialistische Einheitspartei Deutschlands: Partido Socialista Unificado de Alemania) así como con representantes de la burocracia cultural y del teatro.

Le fue vedada la entrada a Alemania Occidental (RFA) ya que las autoridades de la postguerra se la negaron. Mas, tres años después, obtuvo la nacionalidad austriaca.

Algunas obras suyas fueron rechazadas. Pongo por ejemplo a “Santa Juana de los Mataderos” y a la película “Kuhle Wampe”.

Berthold siempre entendió la filosofía como una doctrina del buen comportamiento. Sus textos quieren provocar asombro, reflexión y cambios de actitud.

Para intentar lograrlo, Brecht utilizó el célebre “efecto de distanciamiento” (“Verfremdungseffekt”). Este no debería ser interpretadp únicamente como una técnica estética, sino como una medida social.

Su dramatismo más radical se ve reflejado en “Lindberghflug” (1929), “Das Badener Lehrstück und der Neinsager” (1930), “Die Maßnahme,”(1930), “Die Ausnahme und die Regel” (1930) y “Die Horatier und die Kuratier” (1934).

Coartado por su situación social, tras el 1945 trabajó sólo en obras de carácter didáctico y dejó de lado sus primeros experimentos. Quizás este hecho fue lo que le convirtió en un clásico hasta tal punto que, tanto el teatro actual (en las antiguas RDA y RFA) no se concebiría sin su obra.

En mayo del año 1956 Berthold Brecht tuvo que ser ingresado en el hospital “Charité” de Berlín, acosado por una fuerte gripe. Falleció el 14 de agosto de ese mismo año en Berlín a causa de un ataque al corazón.

No transcurrió mucho tiempo hasta que en el quincuagésimo aniversario de su muerte, el diario alemán de Berlín, “Tagesspiegel” publicó unas grabaciones completas del discurso dado el primero de septiembre de 1956 por Erik Mielke, Director de la Stasi (policía secreta de la RDA).

En él Mielke ratificó que Berthold “deseaba forjar una denuncia contra un dirigente de la Staatssicherheit”. Y, tras una significativa pausa, añadió: “Después Brecht murió de un infarto”.

Así es que la hipótesis respaldada por esta declaración es que Berthold Brecht recibió un “tratamiento mortal deliberado” a la dolencia coronaria que arrastraba desde hacía tiempo.

Pero, para quien no conozca su faceta romántica, tengo el placer de transcribir una de sus frases poéticas que siguen emocionándome:

“Quiero ir con aquel a quien amo.

No quiero calcular lo que cuesta.

No quiero averiguar si es bueno.

No quiero saber si me ama.

Quiero ir con aquél a quien amo.”

El Nacional

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