Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Breve historia de los abanicos y de su lenguaje
El origen de este artefacto es incierto. Se podría alegar que se remonta a la prehistoria cuando el hombre recurría a agitar el aire con cualquier cosa para avivar las llamas.
Tenemos conocimiento de que los abanicos fueron empleados por egipcios, babilónicos, persas, griegos y romanos debido a su aparición en sus representaciones artísticas.
Algunos historiadores afirman que la presencia arqueológica más temprana se remonta al siglo VIII antes de Cristo para el abanico fijo.

En Occidente, durante la Edad Media, el abanico formó parte de la liturgia cristiana y se empleaba en la consagración para proteger la Eucaristía de los insectos y refrescar a los fieles. Después del siglo. XIV éste cayó en desuso en la iglesia romana aunque se siguió utilizando en misas solemnes. Su desaparición definitiva se produjo tras el Concilio Vaticano II aunque se conservó en las iglesias griegas y armenias donde recibe el nombre de “rhipidion”.
Parte de su lenguaje:
Abanicarse rápidamente significa: Te amo con intensidad. Abanicarse lentamente: soy casada y me eres indiferente. Cerrarlo despacio simboliza un “Sí”. Cuando se abre y cierra rápidamente “Cuidado, estoy comprometida”. Cerrarlo de forma rápida y airada significa un “No” rotundo.

Dejar caer el abanico significa “te pertenezco”. Si se levanta el cabello o se mueve el flequillo con él significa que se piensa en uno.
Si se cuentan las varillas o se pasan los dedos por ellas también quiere decir que se quiere hablar con uno. Si se cubre del sol significa que no le gustas. Si se apoya sobre la mejilla derecha significa “Si”. Sobre la izquierda es “No”.

Si se presta el abanico a su acompañante, malos auspicios. Si se le da a su madre, quiere decir “Se acabó”.
Un golpe con el abanico sobre un objeto significa impaciencia. Si se sujeta el abanico abierto con las dos manos, significa “olvídame”.

Cubrirse los ojos con el abanico abierto, significa “Te quiero”. Si se cubre el rostro completo “Cuidado, nos vigilan.
Si se pasa por los ojos simboliza, “lo siento”. Si se cierra tocándolos: “Cuando te puedo ver?”. Abrir el abanico mostrándolo significa, “Espérame”. Cubrirse la cara con el abanico abierto, significa: “Sígueme cuando me vaya”. Apoyarlo a medio abrir sobre los labios quiere decir “Puede besarme”.

Si se apoya cerrado significa desconfianza.. Pasarlo por la mejilla significa, “Soy casada”. Deslizarlo sobre los ojos. Significa: “Vete”.
Llevarlo en la mano izquierda “Deseo conocerte” y moverlo “Nos observan”.
Llevarlo o moverlo con la derecha, significa: “Amo a otro”. Pasarlo de una mano a otra significa, “Estás flirteando con otra” o “Eres un atrevido”. Girarlo con la mano derecha: “No me gustas”.
Tocar con él la palma de la mano: “Estoy pensando si te quiero”.

Apoyar el abanico abierto sobre el corazón quiere decir “Te amo” o “Sufro por tu amor”. Darse un golpe con el abanico cerrado en la mano izquierda significa “Ámame”. Mirar los dibujos del abanico, quiere decir: “Me gustas mucho”. Bajarlo a la altura del pecho significa: “Podemos ser amigos”.

Cerrarlo sobre la mano izquierda: “Me casaré contigo”. Salir al balcón abanicándose: “Saldré contigo”.
Dejarse el abanico en el balcón o entrar en el salón con el abanico cerrado: “No saldré”. Arrojarlo significa: “Te odio, se acabó”.
Presentarlo cerrado: “¿Me quieres?”.

Sobre la oreja izquierda. “Déjame en paz” y en la derecha, “No reveles nuestro secreto”. Contar un número de varillas es la hora para quedar en una cita.

El Nacional

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