Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Vivencias cotidianas de allí y aqui

“El árbol azul”, un maravilloso, desconocido y divertido libro didáctico
Escrito por Lucie Lipschutz y editado por la Fundación María Teresa Maiorana de Buenos Aires, habiéndolo yo leído en varias ocasiones, no deja de sorprenderme gratamente cada vez que lo hago. Como está dirigido a niños y adolescentes, su autora nos dice (sic): “Me gustaría que también algunos adultos leyeran El árbol azul. Lo leerán desde otra perspectiva, claro está.

Descubrirían, por ejemplo, que un zorro no puede llamarse sino Raposo Vulpeja, que quien tan amablemente indicó el camino a Gastón Escargot no era otra que la famosa Escuela Lingüística de Praga, que *akw, purr y ped* son efectivamente las raíces indoeuropeas de agua, fuego y pie.

Descubrirían eso y algunas otras cosas más. Sí, me gustaría mucho que los adultos que aman el lenguaje leyeran también El Árbol Azul “. Y yo estoy de acuerdo con ella, que es la abuela paterna de mi hijo Nicolás, el más joven. Pero eso no influye en absoluto en mi gusto por sus escritos que considero repletos de cultura, mas al mismo tiempo de una gran frescura y humor.

No son presuntuosos, todo lo contrario, son fáciles de leer y te “enganchan” desde la primera línea. Se nota, a primera vista, el amor con el que Lucie escribe. Cada una de sus palabras derrocha ese inmenso amor que tiene a lo manifestado mediante el lenguaje, las palabras, su etimología, etcétera, desde siempre.

Y no tengo más remedio que expresarle, desde estas breves líneas, mi gratitud por haberme animado a seguir escribiendo. Hoy en día me sería imposible el dejar de hacerlo. Lucie me ha contagiado su entusiasmo y, en diversas ocasiones, su “savoir faire”.

Considero que es una pena que el libro sobre el que escribo hoy no esté al alcance de todo el mundo. Y para concluir este artículo les cuento una anécdota graciosa. Por lo menos me hacía reír cada vez que mi hijo Nicolás, su nieto, comentaba lo siguiente: “¿Cómo que el saber no ocupa lugar? ¡Sólo hay que visitar a mi abuela y verán muchas estanterías repletas de enciclopedias, diccionarios y libros!”
Y, asimismo, el resto de la familia siempre hemos afirmado que, si en casa de Lucie no encuentras el diccionario o enciclopedia que buscas… ¡es que no existe!

El Nacional

La Voz de Todos