Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

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¿Qué es la apnea del sueño?
Hay personas que, aparte de roncar, sufren repetidamente paros respiratorios cuya duración puede ser versátil, con mayor importancia médica aquellas en las que superan los 10 segundos, pudiendo alcanzar los 60 o 120. Es típico de la Apnea que dichos paros se intercalen entre los ronquidos.

Su aparición es debida a la existencia de un colapso total o casi total en el interior de la faringe. Las Apneas suponen un cese breve de la respiración y no deben de confundirse con la parada cardiorrespiratoria, ya que durante las mismas el corazón continúa latiendo. Al cesar la respiración se produce una caída en los niveles de oxígeno de la sangre.

Una de sus secuelas más específicas es la fragmentación del sueño: cada vez que se produce, ésta finaliza con una alerta de escasos segundos de duración, inferior al tiempo necesario para que por la mañana la recordemos. La sucesión de episodios hace que la persona que los padece se despierte con la sensación de no haber descansado, puede sentir dolor de cabeza, que mejora al cabo de unas horas, así como sequedad de boca y, a lo largo del día, cansancio y/o somnolencia.

Es típico un aumento del riesgo de accidentes de tráfico y laborales. Suelen aparecer también cambios en el estado de ánimo: irritabilidad, depresión, alteraciones en el rendimiento o pérdidas de la capacidad de concentración y de la memoria.

Cuando la Apnea es severa, aparte de los problemas descritos, se produce un aumento del riesgo de enfermedades como la hipertensión arterial, la cardiopatía isquémica (angina de pecho, e inclusive infartos) y de accidentes cerebro vasculares. De no seguirse un tratamiento se puede producir, a lo largo del tiempo, un incremento de las cifras de mortalidad.

El riesgo de padecer Apnea aumenta con la edad, logrando un valor máximo entre la quinta y la séptima década de la vida. Las causas predisponentes son las mismas del ronquido y casi todos los que la padecen pueden sufrir sobrepeso más o menos importante. Es una enfermedad típicamente masculina, con una ocurrencia en hombres 2,5 veces superior al de las mujeres, aunque a partir de la menopausia aumenta la incidencia en ellas.

La prueba esencial para diagnosticar la Apnea del Sueño es un “estudio de sueño”, siendo la polisomnografía la más precisa y la que más información aporta.

Requiere pasar una noche en un centro especializado y es posible que este hecho afecte a la forma en la que se duerme. Sin embargo, lo esencial es estudiar cómo se respira mientras se duerme. Se realiza una comprobación del flujo respiratorio, del esfuerzo que se hace para respirar, del nivel de oxigenación de la sangre, del funcionamiento del corazón y de la calidad del sueño. Sin esta prueba resulta imposible excluir un cuadro de Apnea del Sueño.

El Nacional

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