Opinión

Voces y ecos

Voces y ecos

Rafael Peralta Romero

En memoria de Pura Emeterio
La Academia Dominicana de la Lengua tributó un homenaje a la escritora Pura Emeterio Rondón. Fue un acto solemne del que destilaron sentimiento y afectividad. Se recordaba a quien merece ser recordada por lo que fue en su tránsito terrestre: una persona de bien que dedicó su vida al cultivo del intelecto y a compartir sus conocimientos.
El miércoles cuatro, a un mes de su partida, Pura Emeterio fue evocada con un concierto de palabras emanadas de intelectuales que la conocieron y apreciaron como una auténtica profesional de la palabra y como persona de elevada integridad moral. El acto fue encabezado por Bruno Rosario Candelier, director de la Academia.
Además de Rosario testimoniaron en torno a los atributos de Pura Emeterio, como intelectual y como persona, los escritores Manuel Matos Moquete y Camelia Michel. Rossanna Emeterio, sobrina de la fallecida ensayista e investigadora, habló en nombre de la familia. Matos resaltó las condiciones de la educadora y su proyección en Hispanoamérica.
Emeterio, profesora de varias universidades, tuvo entre sus características personales más notables la afectividad. Ella irradiaba afecto y buen humor. Y mostraba gran disposición para la amistad. Camelia Michel exploró esta dimensión de su personalidad y además exaltó el sentido nacionalista que caracterizó a la escritora.
Además de la Academia de la Lengua, Pura Emeterio fue miembro del Ateneo Insular, en cuyos encuentros mensuales participaba repartiendo sapiencia y alegría. Bruno Rosario Candelier, quien dirige ambas instituciones, la conoció a fondo. Por eso habló de ella con certeza y justeza, hasta definirla como “un ángel de luz, lo cual demostró en los hechos”.
Para caracterizar metafísicamente a Pura Emeterio, Rosario Candelier se valió de tres palabras de origen griego: carisma, entusiasmo y kénosis. Carisma es el conjunto de dones que Dios concede a algunas personas, y -como dijo Rosario- la doctora Emeterio, que muchos recibió, los utilizó siembre en beneficio de la humanidad.
En cuanto a la palabra entusiasmo, el director de la Academia aplicó a Pura la acepción que se refiere a “estar en Dios”, pues el entusiasmo con que hacía su trabajo y se relacionaba con los demás revelaba una emanación de lo divino. El vocablo kénosis (vaciamiento) fue empleado para resaltar la humildad, que fue condición substancial de la escritora.
Sobriedad, toques de compunción y sinceras apreciaciones caracterizaron aquella celebración, equivalente a un culto a la palabra y al pensamiento. Fue además una apología de la vida consagrada al servicio de la comunidad. Con ese acto se despedía a Pura Emeterio, pero no para ausentarla, sino para tenerla, para sustraerle olvido.

El Nacional

La Voz de Todos