Es cierto que el concierto inició cuando la gente que todavía no llenaba el Teatro La Fiesta del hotel Jaragua, ya aplaudía queriendo generar presión. Pero no es menos verdad, que quienes esperaron fueron premiados con la más viva entrega que un artista pueda hacer en el escenario. Yolandita Monge se regaló.

Cantó todo lo que el público, que finalmente abarrotó el lugar, quiso, jugo a ser la dueña del escenario y lo consiguió, provocó más de una lágrima, hizo evocar tiempos de amor, miles pasiones y, en un arranque sincero de gran cariño por este país, premió a más de un hombre con besos de piquito en los labios.

Está entera fue una de las expresiones que más se escuchó entre la gente, poniéndose de manifiesto en varios hombres, que valientes y notablemente apasionados por la boricua, le voceaban es verdad que estás jovencita.

Segura de sí y mostrando una voz que se mantiene impecable con el tiempo, Monge inició el concierto cantando desde un lugar en el que nadie la veía, su potente voz aperturó con Te veo pasar para salir luego de sorpresa de uno de los rincones del público, encantando desde su entrada.

Agradeció el cariño que le da el público dominicano y manifestó su satisfacción de estar aquí, luego de una falta de 11 años.

Con 4 cambios de ropa, Yolandita entraba y salía del escenario luciendo vestidos cada vez más sexis. La sencillez es una de las características más relevantes de esta artista que se adapta a la perfección al público, porque aunque es indiscutiblemente una gran dama, soltaba frases populares como que me dijeron que el autor de esta canción es mejor saltarlo que darle la vuelta, en referencia a Anthony Ríos, con quien tuvo un sonado romance. Entre un Señor del pasado, Mala, Sobreviviré, Acariciame, El amor, Derroche, A pesar del tiempo, Cantaré y otros muchos temas, la cantante bailó mostrando que sabe hacerlo, improvisando primero Baila en la calle para el que llamó a Fernando Villalona, quien estaba en el público. Dijo que éste le había enviado muchas cartas que aún ella guardaba, bailaron muy pegados, se dijeron secretos, rieron y rememoraron un boche que ella le envió en respuesta a sus misivas.

Luego bailo con un señor del público que le hizo una excelente compañía, y encantó cuando decidió tomar una mesa de pasarela y se paseó por ella con elegancia, ante un público que se acercó para tomarse fotos con ella.

Yolandita complació hasta la más mínima petición, se tomo fotos con todo el que la llamaba, quedó descalza, se sentó en las mesas con elegancia, mientras el público se le acercaba y se dejaba abrazar y besar. Casi al final, eligió las piernas del empresario dominicano Vladimir Lendoff y se sentó en ellas mientras cantaba y él se quedaba maravillado, así como todos, en una noche que sin duda es para recordar.