En inglés se le llama así, a una reconstrucción completa de algo o alguien y puesto el concepto de moda, existen programas televisivos que muestran como en los países del llamado primer mundo, el culto del rejuvenecimiento se rinde frente a las cámaras, ya sea para las cosas como para las personas, en un mundo donde se cosifican a las personas y se humanizan a las cosas.
Esa renovación ha llegado también al clásico golpe de Estado que, en décadas pasadas, fue manera de tomar el poder político, repentina y violentamente, por parte del poder militar y una vez dado el zarpazo los militares eran gorilas- se imponía un Estado a la latinoamericana, es decir, con normas castrenses marcialmente legalizadas, todo de acuerdo a la mejor teoría francesa, creadora del término coup d’État.
Pues bien, como a la cultura patriarcal apenas le quedan argucias, mientras se piensa en el último subterfugio para nominar el batacazo de Honduras, la sugerencia de Extreme makeover va a cuenta de las personas teóricas del tema y en inglés, lengua de origen de estas acciones por la democracia, para evitar que se enreden demasiado.
(En fin: lo que pasa en Honduras es un tradicional golpe de Estado, pero con un nuevo looking).
Aunque la nueva correlación de fuerzas internacionales, no se la están poniendo fácil al nuevo gobierno de facto hondureño, que mantiene un marco regional de desconocimiento por parte de todos los países de Latinoamérica y algunos del llamado primer mundo.
Incluida la inocente reacción primera del presidente Obama, de llamar a la acción ilegal y la consiguiente aclaración del ministerio correspondiente de su gobierno, en el sentido de que no hay tal ilicitud cuando se trata de la actuación de la Suprema Corte y la Constitución.
Con Honduras, todo está demasiado claro y si las democracias de la región no se espabilan, volveremos al pasado de subordinación a los clásicos intereses del mercantilismo capitalista aquel que se mantiene maquillado y renovado por fuera, gracias al extreme makeover al que lo han sometido.
Mientras tanto, ni se crean la profunda inquietud por la suspensión de las garantías individuales como de asociación y circulación durante el toque de queda impuesto por el nuevo gobierno, ni las expresiones de la Embajada de Estados Unidos en Honduras, sobre su profunda inquietud sobre las restricciones impuestas por las autoridades a ciertos derechos civiles fundamentales y sobre los reportes de intimidación y censura a ciertos individuos y centros mediáticos. No se lo crean, porque eso ¡también está maquillado!