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Al general (ERD) Héctor García Tejada

Al general (ERD) Héctor García Tejada

UBI RIVAS
ubirivas30@gmail.com


El tiempo es supremo juez que tamiza y dicta definitiva e inapelable sentencia relacionada con el accionar humano, conforme experiencia histórica, y en este trabajo, consigo dos rectificaciones históricas al mayor general (ERD) Héctor García Tejada, quien por riguroso escalafón en el Ejército RD, se desempeñó como secretario de las Fuerzas Armadas (hoy Ministerio de Defensa) del 10 de junio de 1991, al primero de enero de 1993.


Rectificación en el caso del asesinato del general Ludovino Fernández Malagón
Desde el asesinato del general del Ejército de la República Dominicana, Ludovino Fernández Malagón por el mayor ERD Ney Lluberes Padrón el en la fortaleza de San Juan de la Maguana, circuló el rumor que aquí despejo, el entonces primer teniente Héctor García Tejada, que era oficial del día cuando Lluberes asesinó a sangre fría al general Fernández, cuando escuchó los cinco disparos en el despacho del general Fernández, en el segundo piso, subió raudo las escaleras y viendo humeante la pistola del mayor Lluberes, procedió a eliminarlo, conforme a norma del cuartel de que cuando un subalterno elimina a su superior, ipso facto debe morir para preservar la vigencia del mando.
Conforme versión que transcribo expuesta reciente al suscrito por el mayor general retirado ERD Jorge Radhamés Zorrilla Ozuna, compañero de armas e íntimo amigo de García Tejada, la realidad fue que cuando García Tejada subió al despacho del general Fernández, el mayor Lluberes se había suicidado, ipso facto asesinó a su superior, seguro sabedor del final siniestro que le esperaba si sobrevivía.
Entre el general Fernández y el mayor Lluberes existían diferencias muy recurrentes del cuartel, y concerniente al mayor Lluberes, el generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, amo del país, había dispuesto reciente retrogradas al mayor Lluberes acusado de apadrinar abigeo en SJM.
El general Fernández había intercedido con el generalísimo en favor de Lluberes, obteniendo el beneplácito del dictador para restaurarle las insignias de teniente coronel, y el día de su muerte, llevaba las insignias para colocárselas a Lluberes.
Al ingresar el general Fernández a SJM ese domingo, una p. m. el mayor Lluberes se encontraba compartiendo con amigos en el restaurante Tupinamba, y su esposa, al ver pasar en su carro al general Fernández, en vez de consensuar, le musitó a su esposo: “Mira, ahí va tu enemigo”.
El nivel etílico del mayor Lluberes hizo el resto, encaminándose ipso facto a la fortaleza, subió las escaleras hacia el despacho del general Fernández que en ese momento leía El Caribe, y sin mediar palabras, desenfundó su pistola de reglamento Colt 45, disparando a quema ropa repetidamente al pecho del general Fernández, que no tuvo tiempo de asir su pistola enganchada en el mueble donde acostumbran los comandantes a colgar sus armas, guerreras y kepis en sus despachos.
Primera rectificación histórica al mayor general Héctor García Tejada.

Segunda rectificación histórica al general García Tejada, muerte Francis Caamaño
Luego del fusilamiento del coronel Francis Caamaño, en La Horma, cordillera Central, quien fuera jefe de la guerra de abril, luego de la muerte en combate del coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, y presidente de la República en Armas durante el conflicto bélico, empezó a circular el rumor que el general Héctor García Tejada había propinado el tiro de gracia a Caamaño, amarrado y herido en una rodilla, igual al caso del guerrillero argentino-cubano Ernesto Guevara de la Serna (Ché), por el sargento Jorge Reque Terán, en Vallegrande, Bolivia, quien acribilló a uno de los máximos comandantes de la revolución cubana.


El general retirado Zorrilla Ozuna también desmintió al suscrito la especie circulante desde la muerte del “coronel de abril”, de que el general García Tejeda había eliminado a Caamaño, precisando que el almirante Ramón Emilio Jiménez Reyes (Milo), titular de las FFAA, dispuso que nadie de manera singular cargara con el señalamiento histórico de asesinar a Caamaño, un expresidente de la República, además de compañero de armas y gran afecto suyo, ordenando que diez soldados en dos filas de cinco, dispararan a Caamaño creando la ficticia versión de un combate regular, y así sucedió.


Sendas versiones clarifican y rectifican definitivamente la verdad de dos distorsiones históricas que distorsionaban la hoja de servicios del general Héctor García Tejada, un militar correcto y pundonoroso, exsecretario de las FFAA, aunque con el señalamiento de impedir el ingreso a Constanza, donde era jefe del Batallón de Cazadores de Montaña, en campaña proselitista al entonces candidato presidencial por el Acuerdo de Santiago de 1974, y luego presidente de la República, Antonio Guzmán, desbandado a tiro limpio, ordenado por el presidente Joaquín Balaguer.


Cuando ascendió al poder, Guzmán, que no era retaliativo, no puso en retiro a García Tejada, que luego fue premiado por esa acción por Balaguer, titular de las FFAA, del 10 de junio de 1991 al primero de enero de 1993.
Expuesta la verdad de los hechos, deber sacramental de un periodista, máxima referencia de la honestidad profesional.

El Nacional

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