Editorial

2014

2014

En viaje sin retorno hacia el laberinto de la historia, el 2013 deja una estela de sucesos y experiencias, cuyo balance positivo o negativo toca evaluar a cada quien en la balanza de su propia realidad, aunque es de justicia decir que, lacerado por flagelos de inseguridad y precariedad económica, fue un año con vocación de certidumbre. Al despedir esta noche al año viejo, las guirnaldas de esperanza y optimismo ya han sido colocadas a lo largo y ancho de la conciencia nacional, para recibir por todo lo alto al 2014, con la firme determinación de cambiar esta vez el dicho aquel de que el pasado siempre fue mejor, por la vigencia de “el futuro nos pertenece”.

De nada sirve improvisar peña en el muro de los lamentos para pasar revista de lo que fue o pudo ser el agonizante año; mejor sería planificar desde hoy mismo la ejecución de un calendario asociado al progreso, ya sea personal, familiar o corporativo, porque al final de cada periodo de tiempo, el resultado siempre será una combinación de lo que se hizo o se dejó de hacer.

El año viejo entrega a su sucesor una economía en crecimiento (3.0% del PIB), con indicadores económicos estables y sustanciales logros en términos de control del déficit fiscal, cualificación de gasto público, incremento del crédito a pequeñas y medianas empresas, aumento de la inversión extranjera directa y mejoría del sector educativo.

La maleta de pesares que recibe el 2014, incluye desempleo, crisis eléctrica y del sistema de seguridad social, inseguridad ciudadana, auge del narcotráfico y el problema relacionado con la migración haitiana y la sentencia del Tribunal Constitucional que fija el alcance de la nacionalidad.

El 2014 se presenta ante la sociedad dominicana ataviado con colores de optimismo, esperanza y confianza conferidos por un entorno internacional matizado por el despegue de la economía estadounidense y la lenta pero progresiva recuperación de Europa, lo que repercutiría en beneficio del turismo, remesa, inversiones y exportaciones.

El Gobierno está compelido a redoblar esfuerzos para conjurar de manera definitiva el flagelo de la criminalidad y resolver la agobiante crisis, así como emprender dinámicas políticas públicas que incentiven la creación de empleos de calidad, en un ambiente de pleno respeto y aplicación de la ley y de cero tolerancia a la corrupción e impunidad.

La República está convocada hoy a acudir al puerto del tiempo, para despedir con debido respeto al 2013 y recibir con gran jolgorio al 2014 que ha prometido arribar cargado de buenas nuevas. El Nacional y aprovecha la ocasión para desear feliz Año Nuevo y ventura personal a todos los dominicanos.

El Nacional

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