La racionalidad política es el uso de la razón y el pensamiento lógico en la toma de decisiones.
Se colige pues, la carencia de racionalidad política en nuestra clase política, y el mejor ejemplo, lo constituye la desenfrenada lucha que se ha desatado en el Partido Revolucionario Moderno por la candidatura presidencial, en franca violación a los plazos establecidos por nuestras leyes electorales.
Es evidente que luego de la revelación del sueño de la vicepresidente Raquel Peña, de que también aspira a subir las escalinatas del Palacio Nacional, complica más la situación, puesto que el presidente Abinader, ha manifestado que no se inmiscuirá en esas aspiraciones a destiempo.
El sentido lógico indica que doña Raquel consultó antes de anunciar su decisión de aspirar. No hay que ser egresado de Harvard para saber que la primera persona consultada, debió ser el jefe del Estado. Pienso que la fuerza de los acontecimientos y la lucha por la preservación del poder, obligará al presidente a pelear en dos frentes: gobernar con eficiencia para impactar favorablemente a los dominicanos y preservar la unidad de esa entidad política.
Lo he dicho reiteradamente, el candidato de la oposición será el expresidente Leonel Fernández y contará con el favor de las bases del PLD, por encima de los deseos del expresidente Danilo Medina.
Cuando cesen las pasiones y los perremeístas sientan el temor de perder el poder, entonces entenderán que tienen dos candidatos idóneos: la vicepresidente Raquel Peña y el presidente de INDOTEL, Guido Gómez Mazara. Pienso que la mayor parte del oficialismo se decidirá por la distinguida dama de Santiago, mientras que el doctor Guido Gómez Mazara, gozará del apoyo de las bases del PRM, con las que mantiene una permanente conexión.
Guido tiene a su favor, que su formación política y dominio de los temas de Estado, lo hacen superar a todos los »presidenciables». Leonel se comería con ‘’ coco’’ a cualquiera de los candidatos del PRM, pero con Guido, podría salirle el tiro por la culata. Sería un debate memorable.
Por: Ramón Rodríguez
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