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Abinader, presión y Haití

Abinader, presión y Haití

Hugo A. Ysalguez

El presidente Luis Abinader sigue recibiendo presiones, tanto de potencias foráneas, como de organismos internacionales ¡principalmente de las Naciones Unidas!, a través de numerosas llamadas y visitas al país, a los fines de que nuestro país sea la vía de salida para la permanente, sistemática e interminable crisis de Haití, donde nunca ha existido la paz y la gobernabilidad democrática desde que se independizaron de Francia en el 1804.

Las respuestas del jefe de Estado dominicano siempre han sido contundentes, no dejando dudas ni intersticios de que no habrá solución de los problemas de Haití utilizando el territorio nacional, toda vez que hay una explosión demográfica por la enorme de cantidad de inmigrantes ilegales que ocupan significativas franjas del suelo criollo, quitándole oportunidades de trabajo a muchos nacionales y lacerando el presupuesto destinado a Salud Pública y a Educación.

Aunque una gran mayoría de la población alaba y exalta la postura de Abinader frente al vecino país, muchos nacionalistas se muestran escépticos y dubitativos y cuestionan la esencia de las intenciones de ejecutar una verdadera política migratoria en defensa de los intereses de la Patria, pues estiman que se tejen planes subrepticiamente para proteger a los haitianos ilegales.

A cada presión internacional, el primer mandatario contesta con una acción digna de encomio, y así lo demostró, cuando la ONU le solicitó el cese de las deportaciones de los haitianos ilegales, ordenando redoblar las repatriaciones a la dirección de Migración, cuyo director, Venancio Alcántara, estuvo al frente de los operativos que se realizaron a nivel nacional.

Recientemente, Abinader recibió la visita de la subsecretaria del Departamento de Estado norteamericano, Wendy Sherman, quien vino con el mismo propósito de presionar para que el gobierno adopte una línea indulgente con los indocumentados, y el jefe de Estado aprestó su política exterior, impidiendo la entrada al país de más de 30 funcionarios y figuras públicas de Haití que son los responsables de la falta de viabilidad para establecer un clima de convivencia pacíficamente en el convulsionado país.

Casi todos los nacionalistas critican que Abinader por no haber informado lo tratado en la reunión con la funcionaria estadounidense, por lo que entienden que existe una falta de sinceridad de su política frente a Haití.