El director de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado abogó porque en el presupuesto de todas las agencias gubernamentales se ponga una partida dirigida al mantenimiento de las infraestructuras, tanto las nuevas como las viejas, con el objetivo de preservarlas y que pocos años después no exista la necesidad de su rehabilitación. El ingeniero Miguel Pimentel Kareh, dijo que si en un hospital como el José Maria Cabral y Báez, de Santiago, en proceso de reconstrucción hay una nómina de 350 médicos “¿por qué no puede haber cinco ingenieros para encargarse del mantenimiento de sus instalaciones”?
En referencia a ese mismo centro asistencial reveló que una parte importante de su estructura, al momento de que esa agencia inició su rehabilitación, estaba a punto de colapsar y que eso no había ocurrido “por la nobleza del hormigón”.
Igual situación ocurrió en el hospital Darío Contreras, que parte de su estructura había sido rehabilitada hace unos años, incluyendo las áreas de emergencia y de menores y hubo que demolerlas por el marcado deterioro que exhibían.
Sin embargo, Pimentel Kareh dijo que no es posible que todos los edificios públicos, particularmente las escuelas y los hospitales, puedan ser sometidos a procesos de rehabilitación, debido a que “ningún presupuesto lo soportaría”.
Puso de ejemplo que en Estados Unidos se realizó un estudio dirigido a cuantificar el costo de la rehabilitación de todos los edificios con una determinada cantidad de años en servicio y se llegó a la conclusión de que no era posible su ejecución por el costo de ese proceso.
Su parecer es que las medidas de seguridad estructurales con fines de prevención de incidentes naturales, tales como huracanes y terremotos, deben ser adoptados en las nuevas construcciones, como está ocurriendo y en la medida en que los recursos lo permitan, proceder a la reconstrucción (no rehabilitación) de las escuelas y los hospitales de todo el país, sobre todo los mas emblemáticos, como es el caso del Darío Contreras, Luis Eduardo Aybar (Morgan) y el José María Cabral y Báez.
Con relación al hospital Darío Contreras, el funcionario minimizó las quejas sobre supuestas fallas en la construcción de sus nuevas instalaciones, indicando que las mismas se produjeron como parte de un proceso natural de ajustes.
Rememoró su experiencia de constructor de hoteles, indicando que casi siempre ponían una fecha para que el público pudiera utilizar las nuevas instalaciones, lo cual nunca ocurrió “porque decíamos que para el 15 estaría listo el hotel y ese día aterrizaba un avión con 500 turistas que lo ocuparían y tenían que ser llevados a otro sitio, debido a fallas que ocurrían cuando se ponían en funcionamiento al mismo tiempo todos los equipos”.
EL DATO
Opción
Ningún presupuesto soportaría reparar todas las obras del Estado, debido a lo cual la inversión debe ser en su