César Emilio Peralta (César el Abusador) ha vuelto a escena no solo por el conflicto que lidia con las autoridades judiciales de Puerto Rico, donde está preso, sino por el historial de impunidad plagado de incógnitas sobre sus operaciones relacionadas con el narcotráfico y lavado de dinero y la misteriosa huida de República Dominicana tras un aparatoso despliegue policíaco-militar para capturarlo en agosto de 2019.
Por su poder e influencia la prensa internacional llegó a calificarlo como el Pablo Escobar dominicano, mientras otros, por la facilidad con que se escabullía de las redadas lo veían como una versión de Enrique Blanco, aquel legendario soldado que se levantó contra Trujillo y pudo pasar un tiempo evadiendo la tenaza persecución.
A pesar de que era uno de los capos más perseguidos por el Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI), que llegó a ofrecer una recompensa de 100 mil dólares a quien aportara información sobre su paradero, Peralta jamás fue encontrado. Paradoja del destino, el día que la Procuraduría General de la República desplegó más de 700 soldados y policías para apresarlo (septiembre de 2019), el Abusador pudo evadir el cerco sin mayores dificultades.
Unos dicen que fue avisado para que tomara las de Villadiego. Y como si se tratara de un guion de una comedia teatral, mientras las autoridades hablaban de que le tenían pisado los talones, hace tiempo que estaba en Colombia. De su paradero se supo cuando fue detenido en diciembre de 2019 por un homicidio en Cartagena.
En el expediente en que se solicitaba la captura y extradición a Puerto Rico del presunto capo se establecía que funcionarios civiles y militares le brindaban protección a sus negocios. Por esa alegada protección es que tal vez pudo moverse sin mayores dificultades e incluso evadir el cerco para capturarlo.
En el caso llama mucho la atención porque jamás se supo de una investigación para establecer la verdad sobre el supuesto amparo en círculos de poder para sus actividades criminales. Y más aún cuando ni siquiera se movió una paja para establecer si había ordenado el atentado a David Ortiz, como estableció el excomisionado de la Policía de Boston, Edward Davis.
Al llegar a un acuerdo con la justicia boricua a través del cual se declara culpable de tráfico de drogas, del que ahora reniega, no se sabe si el célebre imputado identificó a sus alegados protectores. El historial del Abusador cobra vigencia ahora que se quieren utilizar algunos casos de drogas para manipular a la opinión pública.

