Con la decisión el sábado de retirar del Congreso el proyecto de modernización fiscal, el presidente Luis Abinader demostró que escucha las opiniones de sus ciudadanos, lo que puede considerarse como una sensata y sabía acción que se corresponde con el generalizado rechazo al contenido de esa propuesta.

Puede decirse que el mandatario desactivó un explosivo social y económico que causaría estragos sobre la economía, las condiciones materiales de la población y que erosionaría el soporte de la gobernanza, aunque de nuevo, se retrasa el propósito de mejorar las finanzas públicas por vía de una razonable modificación tributaria.

Esa propuesta de reforma fiscal estuvo afectada en todas sus vertientes, especialmente por la forma de como afectaría el turismo, los sectores productivos, la inversión extranjera y a los consumidores.

La Cámara Baja se convirtió en muro de lamentaciones, resabios e indignación ciudadana, peña de inconformidades por donde desfilaron decenas de representantes de diversos litorales sociales y económicos que denunciaron los daños que causaría el propuesto ramillete de impuestos al consumo, ahorro, salario, así como eliminación de incentivos.

De nuevo, el jefe de Estado se ve precisado a intervenir para evitar el incendio de la pradera social a causa de iniciativas de reforma fiscal centradas en pura aritmética tributaria, sin tomar en cuenta las repercusiones que tendrían sobre la población.

El oportuno retiro de esa propuesta fiscalista requiere en lo inmediato de una convocatoria a un diálogo nacional para consensuar las características que debería tener un proyecto de reforma tributaria, tanto por el lado del ingreso como por el gasto y la inversión pública.

Lo único que queda después de ese fallido intento de modificación tributaria es invocar la necesidad de reencauzar el camino hacia la cordura y el buen juicio con el acompañamiento del sector productivo, liderazgo político, académico, gremios empresariales, productores agropecuarios, consumidores, centrales sindicales y sociedad civil.