1/2
A partir de las elecciones presidenciales y congresuales del pasado 5 de julio, la matricula del congreso dominicano proyecta una ansiada mejoría en beneficio de la sociedad. Así queda entendido con una simple lectura de la matricula de legisladores a juramentarse el venidero 16 de agosto.
La esperanza de mejoría desprende de los nuevos legisladores que ingresaran a lo que ha sido un mercado compraventa, cuyas críticas permanentes a la engreída mayoría hizo poco o ningún caso, pues su fija atención y contubernio al poder ejecutivo tenía más fuerza que la del pueblo. La parte buena de su producción queda opacada con sus malas actuaciones que van desde fullería hasta corrupción a escala considerable.
Su histórico e indeseado proceder incluye celebraciones conmemorativas en sus comunidades con dinero del pueblo.
Se aprobaron un cofrecito, comida gourmet a la carta, afamadas bebidas, servicio de belleza, masajes, viáticos, dietas, alojamiento de confort, comisiones, dos exoneraciones de vehículos en cuatro años libres de impuestos, marcas ni condiciones, un barrilito (pieza mimada de Reinaldo Pared) y muchos otros privilegios en su beneficio en violación a la Carta Magna. Su pesada cola arrastra: fraude en compra de aviones, vinculación del senado caso Odebrecht, sombría y comprometedora aprobación de Punta Catalina, apoyo a compañeros con grande fortuna de origen injustificable y demás.
Esos congresistas tienen una deuda impagable con este pueblo, deuda que no se exonera por haber quedado fuera del poder. Es una deuda de por vida en la memoria histórica del pueblo.
Es un congreso cuya mayor responsabilidad y atención es la de sellar con su aprobación y firma los asuntos del presidente de la República, como son los prestamos.
Por eso, proyectos de leyes como la Electoral y de Partidos políticos rondaron los veinte años para su aprobación, hecha de tan poca ganas que la evacuaron llenas de errores, fallas, incongruencias y demás, por lo que habrán de ser sometidas a remiendos.
Muchos de los legisladores actuales pasaron la prueba, y junto a los nuevos conformarían una cosecha que llene de esperanza a esta sociedad con su augurio de desarrollo y bienestar para todos/as. como la patria
Lic. Santiago Martínez