El presidente Luis Abinader trazó una ruta para eliminar el hambre en población dominicana, una meta que se propone lograr durante su segundo cuatrienio que termina en el 2028, un proyecto viable siempre que se articule con los sectores involucrados en los medios de producción y las entidades que componen la sociedad civil, muchas integradas por profesionales expertos en diseños de políticas públicas.
Muchas interrogantes han surgido, después del anuncio del gobernante. Y en torno al mismo, nos escribe la docente universitaria y socióloga, Lic. Nidias Emeterio Rondón, cuya misiva expresa lo siguiente: “Todo lo que dice o hace el presidente es noticia, y esta es noticia más que importante. El presidente Luis Abinader acaba de señalar, y dado a conocer públicamente 10 puntos sobre los cuales pondrá, durante lo que resta de su gobierno, un interés especial.
Los puntos están referidos a: la educación, la salud, la seguridad ciudadana, protección social, asuntos de vivienda, y otros donde no está contenido el problema haitiano, el mas fundamental de todos los problemas que tiene el país, y que es una amenaza a su soberanía y supervivencia como nación”.
Al ponderar estos temas, el presidente habla desde la perspectiva de un país libre como son tantos países de América, Europa, y del Caribe. No es así la situación para República Dominicana, un país invadido u ocupado por los haitianos, y hablar desde esa perspectiva, es sincerar el discurso.
Nadie, que sepamos, puede tener ganancia de causa escondiendo una realidad que salta a la vista, y que indigna, además. Todo el país, así como su equipo gobernante, tiene la responsabilidad de interiorizar, de una vez y por toda, la gran verdad: el país está ocupado por extranjeros haitianos, y lo principal es plantearse la estrategia de la desocupación, y de la restricción inmediata de los servicios, cuyos costos vienen del Presupuesto nacional, utilizado para alimentan ese estado de situación.
Volviendo a los puntos planteados por el presidente, hagámonos las preguntas de rigor: ¿De qué le vale al país la mejora de la educación y la infraestructura si todo esto, así de fácil, va a quedar en manos de los haitianos? En lo que va de año, son muchas las denuncias de que las aulas escolares públicas están abarrotadas de haitianos, y en muchos lugares del interior del país, las aulas casi en total, están ocupadas por estos extranjeros.