El lado más oscuro del proyecto de Presupuesto para 2014 por 605,700 millones de pesos que el Ejecutivo ha presentado al Congreso no está en la real o supuesta violación de reajuste de sueldos con los médicos ni en que no se contemplan alzas para los servidores públicos. A menos que se trate de una estrategia de sectores interesados, el salarial, aunque sea un aspecto importante, dista mucho de los problemas principales de la pieza.
Los 189 mil millones de pesos en préstamos interno y externo para financiar el 6.9% del Producto Interno Bruto (PIB) es uno de los asuntos que más preocupación genera. Porque se trata de créditos que no solo incrementarán la deuda pública (estimada en más de 35 mil millones de dólares), sino para cubrir gastos corrientes. Y de esa forma, también, poder cumplir con los objetivos del déficit fiscal de 2.8% que el Gobierno se ha planteado para el año entrante.
Antes que incurrir en algún tipo de sacrificio, como el saneamiento siquiera mínimo de la nómina pública, el Gobierno sí ha contemplado el incremento del Itebis (Impuesto a la Transferencia de Bienes y Servicios) a productos como el café, yogur, chocolate, aceites, mantequilla y otros, así como el Selectivo al Consumo a las cervezas y demás bebidas alcohólicos. Y con todo, hay quienes temen que pueda verse abocado a otra reforma tributaria para captar más ingresos.
Otro impuesto que se contempla, y que tendrá un impacto devastador, es el de 12,000 pesos anual por concepto de operación para los establecimientos de ventas al por menor de mercancías, incluyendo bares y restaurantes, que tengan un total de compras superior a los 50 mil mensuales. Que el Gobierno pueda negociar algunos gravámenes puede aliviar un poco la carga, pero no despeja la tensión que cunde en la atmósfera.
El incremento del endeudamiento público y las cargas fiscales tornan sombrías las perspectivas, al menos para los consumidores, para el año entrante. Máxime de tomarse en cuenta que alrededor del 40% de los ingresos tendrá que destinarse al pago de intereses y servicios, sin incluir el subsidio, que tampoco será jícara de coco, para la Corporación de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE). Aunque sea hasta que se tome el toro por los cuernos.
Algunos préstamos no serían tan cuestionables de no ser por elevado volumen de la deuda. Entre esos empréstitos pueden citarse el de 50 millones de dólares contratados con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para la segunda fase del Plan Decenal de Educación. O el de 236 millones de dólares para el plan de reconversión agrícola que se ejecutará en San Juan de la Maguana. Pero dejan mucho qué desear los 700 millones con la banca multilateral y comercial que se contemplan para apoyo presupuestario. Ante tal panorama el aumento salarial, por necesario que sea para los servidores que prestan servicios, es irrelevante.