La Organización Mundial de la Salud ha declarado una emergencia sanitaria mundial ante el avance y prevalencia del virus zika, que infectaría el año próximo a unos cuatro millones de personas en América Latina, con la consiguiente propagación de microcefalia y defectos neurológicos congénitos.
Ya antes, los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Rusia, Vladimir Putin, entre otros líderes mundiales, habían alertado sobre el enorme riesgo sanitario que constituye ese virus, transmitido por el mosquito Aedes aegyipti.
República Dominicana figura entre los territorios del continente con mayor riesgo de afectación del zika, con el agravante de que ya padece los estragos del dengue y chikunguya, que transmite el mismo insecto, por lo que el Gobierno ha emprendido una campaña nacional para impedir su propagación.
Por todo lo antes expuesto se reitera el pedido al Colegio Médico de suspender, posponer o revocar los recurrentes llamados a paros y huelgas en hospitales públicos y del Instituto de Seguros Sociales, porque esas iniciativas irracionales agravan el difícil escenario de altísimo riesgo sanitario.
El reclamo de aumento salarial para los médicos y demás servidores del sistema de salud se define como legítimo, justo y urgente, pero la convocatoria a cierre de hospitales, así sea por 24 o 48 horas constituye un acto de irracionalidad e inhumanidad.
El mundo ha tomado muy en serio el peligro de una epidemia del virus zika, que se asocia a males graves, a una prolongada ausencia laboral y a elevados costos de salud, por lo que resulta inconcebible que el Colegio Médico se dedique ahora a cerrar el sistema público de prevención y asistencia a la población vulnerable.
Los centros asistenciales públicos y del IDSS de la región este, Distrito Nacional y provincia de Santo Domingo no ofrecerán servicios por mandato del Colegio Médico, que no descarta una huelga hospitalaria indefinida, como si sus directivos ignorasen que la OMS ha declarado emergencia mundial por la prevalencia del zika.
A dirigentes del CMD se le atribuye decir que los médicos y personal de salud retornarían a los hospitales cuando las emergencias estén repletas por casos del virus del zika, lo que obliga a advertir que la insensatez o la locura debe tener un límite. Hay que apelar al buen juicio.