Como ciudadano comprometido con la defensa de la soberanía y los derechos del pueblo dominicano, me dirijo al señor Paíno Henríquez para expresarle mi más enérgico rechazo a sus recientes declaraciones, en las que minimiza el conflicto entre las comunidades de Sánchez Ramírez y la empresa Barrick Gold, reduciéndolo a una mera cuestión económica.
Su postura no solo ignora la gravedad de la situación, sino que también evidencia una complicidad preocupante con los intereses de una corporación que ha sido señalada en múltiples ocasiones por sus prácticas depredadoras y su desprecio por los derechos humanos y ambientales.

Usted menciona los «requisitos legales» como si estos fueran incuestionables, pero no puede ignorar que estos fueron instaurados por políticos comprometidos con los intereses de Barrick Gold y sus respectivos partidos, en una clara traición a la soberanía y en contraposición a la voluntad popular.
La aprobación de estos contratos por legisladores y presidentes corruptos no les confiere legitimidad ante los ojos del pueblo, que consistentemente ha negado el «permiso social» para tales operaciones.
Le pregunto directamente: ¿Cómo puede justificar un contrato que ha sido denunciado por múltiples organizaciones sociales y expertos legales por su falta de transparencia y por los beneficios desproporcionados que otorga a Barrick Gold en detrimento del Estado dominicano? ¿No le parece que este contrato viola principios constitucionales y tratados internacionales que protegen los derechos ambientales y económicos de las comunidades?
Señor Ministro, su nombramiento como ministro de Medio Ambiente ejemplifica la corrupción sistémica que permea nuestras instituciones.
Al igual que su predecesor, Miguel Ceara Hatton, usted carece de la formación y experiencia necesarias en el ámbito ambiental, habiendo dedicado su carrera a asesorar corporaciones multinacionales en sectores como el petróleo y las telecomunicaciones. Su designación no es más que una maniobra para garantizar que los recursos naturales de nuestra nación permanezcan fuera del alcance de sus legítimos dueños: el pueblo dominicano.
¿Cómo puede pretender defender el medio ambiente y los derechos de las comunidades afectadas cuando su trayectoria profesional está marcada por su vinculación con intereses corporativos? ¿No cree que este conflicto de intereses deslegitima su capacidad para actuar como un defensor imparcial?
Barrick Gold es un símbolo del saqueo imperialista.
Felipe Lora Longo