El país está de luto con el fallecimiento de don Alejandro Grullón Espaillat, quien perteneció a una generación de hombres que contribuyó de manera extraordinaria con la creación de instituciones que han sido vitales para el desarrollo económico, social y político del país. Oriundo de Santiago de los Caballeros, don Alejando se formó en la Escuela Normal “Ulises Francisco Espaillat”, y luego partió a Estados Unidos, de donde vino graduado en Administración de Empresas y Ciencias Forestales.
A su regreso al país, fundó junto a otros, a inicios de los años 60, la Asociación para el Desarrollo de Santiago, organización que dio impulso a instituciones como la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, el Banco Popular Dominicano, el Instituto Superior de Agricultura (ISA) y el Centro de Investigación y Mejoramiento de la Producción Animal (CIMPA), y más adelante, el Plan Sierra, la Fundación Institucionalidad y Justicia, la Fundación Sur Futuro, entre otros.
El Banco Popular Dominicano en 1963 es su principal contribución a la banca dominicana, con uno de los bancos más importantes del país. Desde ahí, forjó una de las instituciones más trascendentales del desarrollo económico de nuestra nación. Su visión lo mantuvo siempre como un profesional siempre al tanto de las mejores prácticas internacionales, y por eso hoy, es reconocido por su extraordinario aporte.
Pero, don Alejandro tenía vena política, de sus padres quienes a su vez tenían estirpe de distintos luchadores de la soberanía y la democracia dominicana, y en los momentos claves y precisos de la institucionalidad democrática, siempre estuvo presente. Cabe destacar que en las elecciones de 1978, se hizo necesario que sectores de la vida nacional, expresaran su respaldo a la expresión soberana del pueblo dominicano. Don Alejandro estuvo presente, así como en distintos momentos estelares de la democracia dominicana.
Con mi padre, Salvador Jorge Blanco, cultivó extraordinaria amistad desde muy jóvenes. Junto a otros destacados profesionales fueron los fundadores de la Asociación para el Desarrollo de Santiago, entidad que ha rendido grandes servicios para el país. Don Alejandro fue amigo de mi familia, en las buenas y en las malas, lo que lo revela su alta condición humana. En los momentos más difíciles de mi padre, don Alejandro siempre estuvo presente.
El duelo de hoy, que también será de mañana y de siempre, revela como este extraordinario hombre penetró en el corazón del país. Mis condolencias a Melba, y Manuel Alejandro, Virginia María, Eduardo y Alejandra. Que en paz descanse.
Por: Orlando Jorge Mera
orlandojorgemera@yahoo.com