Maldita guerra
En todo junio, convaleciente, leí cinco libros que tenía pendientes, y una que otra vez buscaba alguna película que ver, y aunque por mi postura militante antibelicista, que me lleva a rechazar toda exhibición de violencia: juegos, peleas de boxeo, lucha y otras modalidades que se han inventado, así como películas de guerra, exceptuando las fantásticas antibelicistas como “Nacido para matar” de Stanley Kubrick, “Apocalipsis Now” de Francis Ford Coppola,
“Hair” de Milos Forman, “Pelotón” de Oliver Stone y la reciente “Sin novedad en el frente” de Edward Berger; me topé con “Gloria”, que ya había visto, película bélica de 1989, dirigida por Edward Zwick y protagonizada por Matthew Broderick, Denzel Washington y Morgan Freeman. Ganó tres oscares.
Ambientada durante la guerra civil estadounidense, es la historia verídica del 54.º Regimiento de Infantería de Voluntarios de Massachusetts formado por hombres de raza negra. Hacia el final de la guerra 186,107 hombres afroamericanos se enrolaron en el ejército de la Unión. Unos 37,300 murieron.
Valió la pena volverla a ver, para valorar la insensatez que es enfrentar ejércitos de hombres a matarse por causas que a veces no comparten y ni siquiera conocen. Ahora lo de Ucrania, Putin, Zelensky, Wagner, y mil locos más, es una estupidez.
En el 2004 entré a Estados Unidos, por Miami, con un libro por todo equipaje y una camiseta que decía en el pecho “No a la maldita guerra” y en la espalda lo mismo en inglés a propósito de la Guerra del Golfo. Me mandaron para “el cuartico”.
Víctor Manuel canta: “Tal vez mañana no habrá nada que escupa fuego /Y el que se invente el tirachinas le colgaremos /Reposaremos nuestra miseria en un caldo espeso / Quizás ese día todos seremos tontos o ciegos. /Aquí estoy cautivo, solo y desarmado / No hay mejor defensa que cruzar los brazos / Pasar de largo, cruzar los brazos”.