Cápsulas navideñas
En enero de 2018 anuncié mi retiro a las excursiones de las lomas del pico Duarte, pero en octubre de ese año rompí esa promesa y volví al valle del Tetero diciendo que ese sí sería el último. He vuelto cuatro veces más, y este primero de enero me adentro en las lomas de Miguel Canela Lázaro y Juan Bautista Pérez en mi viaje número 39.
No me atrevo a decir que es el último, aunque ya mi familia tiene una alianza de acero para evitar que yo meta mis oxidadas rodillas en mis lomas adoradas. Si usted ha subido conmigo todavía nos quedan dos cupos. Llámeme o escríbame.
Como este es el artículo nuestro, previo a nochebuena, quiero compartir una reflexión que encontré en las redes y que tiene que ver con estar alegre, que es la tónica de la navidad “Las alegrías externas son aquellas que provienen de eventos o logros reconocibles socialmente.
Son verificables y medibles por terceros, suelen tener una validación social inmediata y generan una satisfacción más efímera.
Las alegrías internas son más significativas. Nacen desde nuestro mundo emocional y espiritual: la recuperación de una enfermedad de un familiar, la paz interior y conexión con uno mismo, el bienestar que proviene de ayudar a otros sin esperar reconocimiento o la tranquilidad de saber que estás viviendo de acuerdo a tus valores. Son más duraderas y sostenibles.
Las externas nos impulsan y motivan, pero las internas nos nutren verdaderamente el alma”.
Cierro como terminé el artículo de la semana pasada, a propósito de sentirnos a gusto con nuestro espacio de vida, aunque sea pobre o simplemente con carencias: “…pero eso también es lo que debemos hacer: esforzarnos hacia el proyecto de vida que tenemos en nuestras propias condiciones, acorde a nuestras limitaciones y entender que no todos podemos ser Juan Soto, y en esa comprensión vamos a obtener “algo más que salud”