Editorial

Algo raro sucede

Algo raro  sucede

Ministerio Público y Policía realizan investigaciones separadas o contrapuestas en torno al asalto perpetrado contra la cárcel Najayo Hombres, insólita señal de que esas instituciones no se dispensan mutua confianza o de que pugnan por excesivo celo, desconfianza o protagonismo.

Lo que se ha dicho es que desde cuando se produjeron esos sucesos, con saldo de seis muertos, fiscales e investigadores policiales actúan cada uno por su cuenta, lo que motiva que cada cual ofrezca o filtre propias versiones sobre lo acaecido.

Aunque la Policía, en su rol de auxiliar de la justicia está subordinada al Ministerio Publico, es obvio que sus oficiales deben participar de manera activa en todas las fases de investigación, aun sea bajo la supervisión de procuradores adjuntos.

A pesar de que la cárcel de Najayo forma parte del nuevo sistema penitenciario, su permeabilidad quedó demostrada con el ingreso al recinto de dos armas de fuego, incluido un revólver Magnum, usados por reclusos para asesinar a dos oficiales carcelarios durante el ataque e intento de fuga.

Se admite que el procurador general dirija las investigaciones en torno a esos sucesos, porque así lo dispone la ley, y porque el sistema penitenciario opera bajo su tutela, pero resulta incomprensible que se limite en extremo la participación de la Policía en esas indagatorias.

Desde el litoral policial se filtran detalles sobre el curso de esas indagaciones que apuntan a que el ataque a la cárcel fue planificado y ejecutado por elementos del narcotráfico, pero el Ministerio Público advierte que realiza una investigación “responsable, sin sensacionalismo ni paños tibios”.

El señalamiento de la Procuraduría General, de que no busca chivos expiatorios para esclarecer esos sucesos, parece destinado a desmentir versiones puestas a circular por la acera de enfrente, lo que enrarece una investigación manejada desde polos opuestos.

Es posible que tanto el Ministerio Público como la Policía se apresuren a desmentir las alegadas contradicciones que confrontan en la conducción del expediente Najayo, pero los titulares de ambas instituciones no deberían subestimar el trabajo de la prensa ni el buen juicio de la ciudadanía. Algo raro está pasando.

El Nacional

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