Tres grandes acontecimientos noticiosos fueron los protagonistas fundamentales del escenario social, político y deportivo de la semana que acaba de transcurrir.

El paso de la tormenta Franklin, que dejó un saldo de varios muertos, inundaciones, daños a carreteras, puentes, caminos vecinales, así como enormes impactos negativos a grandes plantaciones de guineos y plátanos en la provincia de Azua.

El segundo, lo constituye la obtención de la medalla de oro por los 400 metros planos del Mundial de Atletismo Budapest 2023 de Marileidy Paulino, en un tiempo récord de alrededor de 48 segundos.

Y el tercero, fue el anuncio hecho por el ingeniero Miguel Vargas Maldonado sobre la alianza política de cara a las elecciones municipales, congresuales y presidenciales del próximo 2024, entre el PLD, Fuerza del Pueblo y PRD. Ahora bien, de esos tres acontecimientos hay uno que por su dimensión y los actores que involucra deberá ser en los días y meses por venir tema de debate.

Y no es para menos, ese anuncio de alianza desde el momento mismo que se dio a conocer impactó de mil maneras la psiquis no sólo del país político, sino, de los líderes principales del PRM y aquellos que no proyectaban en lo inmediato la posibilidad de un acuerdo de esa naturaleza entre esas fuerzas políticas.

Al margen, de si esa esa alianza vencerá en los dos procesos electorales del 2024 por venir, de que la misma sea calificada de unión de “maco y cacata”; lo cierto es que mirándolo de manera objetiva y pragmática a partir de ella el escenario político cambia y lo pone de lo más interesante.

Todo parece indicar, que el pastel electoral para el 2024 vuelve a polarizarse entre dos frentes, uno encabezado por la Alianza Opositora para el Rescate de la República Dominicana y el otro por el oficialismo representado por el PRM y más de una decena de organizaciones y movimientos políticos que le acompañarán.