Opinión Articulistas

Aristas del discurso

Aristas del discurso

Carlos Manuel Estrella

El discurso de estreno del segundo mandato del presidente Luis Abinader puede ser visto en un prisma según el interés del observador y siempre habrá valoraciones a favor y en contra, aunque la generalidad parece darle un voto de confianza y visualizarlo positivo y con espíritu de fortalecimiento institucional.

El mandatario ha sido reiterativo en la intención reformadora de su gestión y aspiración de un legado orientado a la moralización del ejercicio de la función pública, control del excesivo poder del gobernante y previsión de evitar desafueros por interés personal de futuros incumbentes del solio presidencial.

Por eso la primera reforma propuesta es la constitucional, centrada en colocar candados o frenos al continuismo de quien ejerza la presidencia de la República, fortalecer la independencia política del Procurador General de la República, reducir la matrícula de diputados y unificar elecciones para el 2032.

Abinader no solo delineó su plan reformador para su último cuatrienio sino que destacó lo logrado en su primer período a pesar de la coyuntura externa desfavorable, incluyendo la pandemia de covid-19, sobre todo en mejorar la condición de vida de los menos favorecidos y citó indicadores muy positivos.
Un aspecto controversial e innecesario fue incluir en su alocución el tema de Venezuela, espinoso conflicto post electoral en que no debió meterse tanto.

El punto más débil por la crítica opositora fue la parte más emotiva de la alocución de 50 minutos, al hacer paráfrasis, para unos, plagio para otros, en el final o cierre en que convocaba al optimismo con similitudes, sin la referencia debida, con el discurso “Yo tengo un sueño”, de Martin Luther King, en 1963.
El futuro cercano será el mejor juez de propósitos y objetivos de Abinader quien tiene el mayor apoyo del Congreso Nacional, fue refrendado con altísimo porcentaje por electores y cuenta con la bendición de los poderes fácticos.