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Atención Policía Nacional

Atención Policía Nacional

Susi Pola

El fenómeno de la Violencia contra las Mujeres, VCM, es una emergencia nacional para la sociedad, pero, sobre todo, para el sistema de atención a las víctimas, estructurado para que la ruta crítica de respuesta sea la Justicia quien la de en lo inmediato, es decir, Ministerio Público, Policía Nacional y Poder Judicial, lamentando la desvinculación de Salud Pública en ese trayecto penoso ya que, la VCM, es un problema grave de salud.

La semana pasada, hubo en las redes al menos cinco mujeres pidiendo ayuda públicamente a la Policía Nacional para que encuentren a agresores que las amenazan de muerte aún después de denunciados.

Todas tienen días viviendo escondidas, bregando con el estrés postraumático de violencias y con el terror amenazas que deben siempre presumirse fatales. No son víctimas tradicionales, sumisas, derrotadas y obedientes, hacen público el miedo y reclaman como pueden.
No quieren morir.

Al caso referido en Instagram, Laresistencia.rd, lo conocemos.
Una joven madre de dos hijas y un hijo, agredida brutalmente por última vez el 16 de marzo pasado, por su expareja, que dice “la va a matar, aunque sea lo último que haga”, un agresor/criminal a quien la Policía Nacional no ha podido aún encontrar porque él, “cogió el monte” para esconderse, aunque anda en el medio, llama a amistades reiterando sus intenciones, visita su casa materna, etc.

Ella tiene un mes y 23 días presa en “régimen de protección”.
No puede ver a sus hijas e hijo, perdió el trabajo, cambió absolutamente su vida por el miedo permanente.
Tiene solo 36 años, insomnio, taquicardias, disociación, no poder pasar frente a una ventana, ansiedad extrema, angustia permanente por sus hijas e hijo. Mientras tanto él, agresor, está suelto y libre.

En realidad, la institución de la P. N., tiene ya que saber que, estos casos de víctimas escondidas y agresores acusados pero libres, son muertes anunciadas esperables por la connotación amplia y compleja de este fenómeno. Y que no pueden esperar para después mal referirlas como “crímenes pasionales”, justificando al asesino y culpabilizando a la víctima.

Estos son feminicidios, crímenes de máxima gravedad, resultado de una cadena de violencias deshumanizantes que incluyen un continuum de terror contra las mujeres por ser mujeres, y que incluye una amplia variedad de abusos verbales, físicos y sexuales que se pueden evitar.

Por eso, en este momento, cualquier cosa que les suceda a estas mujeres es pura responsabilidad de quien ejecute las amenaza, y por supuesto, de la Policía Nacional.