Editorial

¡Bien dicho!

¡Bien dicho!

Habrá tiempo para hurgar las árganas que trae el presidente Danilo Medina al retorno de la VII Cumbre de las Américas donde cumplió intensa agenda diplomática, económica, comercial y política, pero desde ya se resalta su proclama de que República Dominicana no puede asumir su pobreza y la de Haití.

El mandatario reiteró al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, que su gobierno no extenderá el plazo del Programa de Regularización Migratoria, que vence el 15 de junio, aunque dio seguridades de que se actuará con humanismo y prudencia ante los indocumentados.

Satisface saber que el jefe de Estado fue inmune en Panamá a las presiones veladas y abiertas provenientes de jefes de Estado y representantes de organismos internacionales que plantean el imposible rol de que Santo Domingo desempeñe por siempre el rol de cirineo de sus vecinos.

El secretario de la ONU preguntó qué pasará después del 15 de junio con los extranjeros en situación irregular, a lo que el presidente Medina respondió que su gobierno actuará con la prudencia necesaria para cumplir con el ordenamiento jurídico.

Blindado por la razón y el derecho, el jefe de Estado dijo a Ki-moon que República Dominicana ha hecho todo lo posible para garantizar los derechos de los extranjeros en situación migratoria irregular, pero advirtió que este es un país pobre que no puede cargar con la pobreza haitiana.

Con toda seguridad, Medina replicó ese correcto planteamiento sobre Haití y la inmigración ilegal a sus colegas, representantes de organismos multilaterales y emisarios portadores de inaceptables presiones, por lo que puede afirmarse que cumplió sobradamente con su deber.

Tal y como reclamó el Presidente, la comunidad internacional está en deber de garantizar que para el 15 de junio, Haití haya dotado de la documentación necesaria a todos sus nacionales, pues en esa fecha expira el Plan de Regularización Migratoria, tras lo cual las autoridades dominicanas actuarán de conformidad con la ley, con la humanidad y prudencia.

Lo dicho por el presidente Medina al secretario general de la ONU, de que República Dominicana no puede cargar con la pesada cruz de Haití y de que no habrá prórroga en el Plan de Regularización Migratoria, representa clara señal de una firme voluntad política y de que no hay cabida para debilidades.

 

El Nacional

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