Editorial

Brote de criminalidad

Brote de criminalidad

La delincuencia se recrudece al inicio de 2014 con la comisión de cotidianos atracos y asaltos con saldo de dos extranjeros asesinados y heridas graves inferidas a otros dos, lo que constituye un grave desafío a las autoridades compelidas a frenar este brote de criminalidad que angustia a la ciudadanía y causa grave daño a la imagen en el exterior de República Dominicana. En términos de días, un ciudadano suizo fue asesinado de varios balazos por antisociales que lo asaltaron en el estacionamiento de un restaurante en el ensanche Piantini, otro extranjero, de nacionalidad holandesa, fue ultimado en Los Alcarrizos por delincuentes que lo despojaron de una pistola que portaba con licencia.

Una pareja de turistas italianos fue apuñalada por atracadores que penetraron a la habitación del hotel donde se hospedaban en Boca Chica, un suceso que, además demostrar que la delincuencia se desborda, perjudica muy seriamente a la industria del turismo. Tal parece que criminales de todo tipo han salido de sus madrigueras con la intención de atracar, asaltar, robar y asesinar por doquier, lo que obliga a Ministerio Público, Policía y jueces a responder con la debida energía, pues literalmente puede decirse que la delincuencia se ha apoderado de las calles y secuestrado el sosiego ciudadano.

Llama la atención que en menos de 48 horas atracadores y ladrones asesinen a dos extranjeros y causen heridas graves a otros dos turistas, sin dejar de mencionar que no pocos dominicanos han perdido la vida en circunstancias similares.

La Policía tiene deber y obligación de desalojar a la criminalidad de la vía pública, tarea que no podría realizar sin el auxilio de fiscales y jueces compelidos a procurar que los delincuentes purguen largas condenas en la cárceles, porque lo que ocurre en la actualidad es que un antisocial dura menos preso que cucaracha en gallinero.

No es común que delincuentes asesinen en pocos días a dos ciudadanos extranjeros y que causen heridas graves a otros dos turistas, por lo que se reclama una rápida y contundente respuesta de las autoridades ante tales crímenes como forma de evitar el descrédito del país como destino turístico.

La seguridad ciudadana es un derecho y un modo de vida de la colectividad nacional, que las autoridades están obligadas a preservar bajo cualquier estado de causa y asumiendo las previsiones que sean necesarias. Por lo pronto, urge que la Policía recupere el control de las calles hoy en manos de la delincuencia.

El Nacional

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