Yerran quienes entienden que los honorables legisladores dominicanos tienen todavía suficiente con carros de súper lujo pagado por los contribuyentes para el esforzado trabajo que desempeñan en las cámaras. Alguien, sobre todo la gran cantidad de gente que cobra en las cámaras para el ejercicio del caro silencio, debe salir al frente del aluvión de críticas contra esas criaturas fuera de serie. Debe levantarse un movimiento nacional para que también le sea asignado un helicóptero turbo especial para cada uno de ellos. Hay que animarlos a que sean valientes pues al fin y al cabo no hay medidas específicas para establecer la categoría exacta, la dignidad y el nivel que uno de los representantes congresional invocó respecto al cargo. Ya hasta a nivel internacional se está recreando la última novedad salida de estas tierras en la que no se descansa de nada. Cualquier medida a favor de esta gente súper especial es entonces insuficiente y el año que viene a importar lo mejor que haya en oferta!
¿Qué es lo que pasa?
Por unos viejos y devaluados dólares de nada pegan el grito al cielo pero nada dicen cuando les hacen leyes ajustadas al momento histórico mientras que resulta penoso que ninguno de ellos haya elaborado nada relacionado con la ley del embudo. Tan elevado resulta éste que debería proponerse, en adición a ello, el legislar como una actividad científica, visto que tener levantada una mano o levantarla con regularidad se hace sospechoso de convertirse en un desafío a la Ley de Gravitación Universal descubierta por Newton. La gente, como cuestión adicional, se divertirá delirante y sin costo viendo despegar al mismo tiempo centenares de esos aparatos o aterrizando en las inmediaciones del Congreso en un helipuerto especial tipo elevado que deberá financiarse al estilo del súper (si se le juzga por altísimo el costo) construido para la universidad del Estado.
Y eso ciertamente merece más que un reconocimiento, una compensación que pudiera expresarse en un yate de lujo de al menos otros 500 mil dólares que es el costo modesto de algunos de los vehículos exonerados sin pena por los destacados legisladores de lujo que a lo mejor ni siquiera somos dignos de tener sino que bien podrían realizar su excepcional labor legislativa a nivel mundial. Allá quienes se sientan resentidos por lo que tenemos en materia congresional, pero los dominicanos tienen el caché de gastarse algunos de los congresistas más costosos de todo el globo y eso no se logra con facilidad. Conlleva esfuerzos denodados, cabildeos, una gran paciencia al tener que esperar tan dignas figuras, mortificándolas injustamente, que les traigan a Aduanas y les descarguen los autos de gran marca internacional cuando, en justicia, debieron colocarlos en vuelos comerciales especialmente fletados para que sus delicadas mercedes no tuvieran que impacientarse ni recibir el disgusto de esperar y asimismo hacer esperar a quienes los reciben en condición de compra especializada sin que nuestros afanosos congresistas los lleguen a montar siquiera pues a lo mejor se encuentran a la espera del modelo del año que viene especialmente encargado directamente a la fábrica, como se debe. Es injusto andarse con críticas amargas contra la dignidad del legislador dominicano que tantos logros ha tenido como por ejemplo el de la aprobación de decenas de derechos de exportación a favor de la Barry Gold sin que necesitaran molestar a la opinión pública con debates soporíferos cuando aquello se podía considerar de urgencia y organizar una sesión de madrugada a fin de no generar escándalo dándole armas argumentales a los envidiosos de siempre que no ven el enorme progreso nacional en el que ya están resueltos los problemas fundamentales de la nación gracias en gran medida a estos geniales trabajadores de las leyes tan denodados, tan esforzados y por cuya labor nada, ninguna compensación es suficiente. En adición a lo ya obtenido por ellos es necesario que se les construya una vía súper elevada especial para que nada más ellos transiten en sus naves relucientes recién adquiridas con el sudor de su frente, llenando de orgullo patrio a las entusiastas mayorías nacionales.
¿Tiene límites perceptibles el descaro?
UN APUNTE
Irritación nacional
Diversos secotres de la sociedad han criticado los acentuados privilegios que reciben los legisladores, sin importar partido político, mediante el barrilito y otras formas de incentivos para ayudar a sus correligionarios y contribuir con el desarrollo comunitario.
