Tan caliente está el congreso nacional que los congresistas con opinión dividida no tienen reserva para dar declaraciones públicas. Pero la mayoría estará organizando estrategias para no pisarse la manguera cuan estilan los irresponsables. A ellos se han visto y escuchado tronar contra el Ministerio Publico en defensa de compañeros suyos mencionados con la Operación Falcón.
Hubo legisladores que en medio de su reproche irracional exigieron que el MP les explique y se disculpe públicamente respecto a sus compañeros legisladores vinculados o por involucrarlos con el narcotráfico. Nos luce que los conceptos estan invertidos, por cuanto son ellos que han convivido compartiendo juntos y reburujados con los que están ya identificados y otros que según el MP se confirmarán en cualquier momento como miembros de la red de narcos.
Es una deuda pendiente de los legisladores pedir pidón a esta sociedad por su inadecuado comportamiento en el desempeño legislativo. Durante décadas se les ha reclamado cambio de conducta en sendas cámaras, y más ahora que el país les reconoce mejoría sustancial en su producción de los últimos años, aunque algunas piezas han adolecido de abandono y mala calidad como la Ley de Partidos Políticos y Electoral y el reformado Código Penal, los dos dormidos allí por 20 años, y al fin la primera salió con grandes lagunas y el segundo estuvo a punto de salir lo mismo, pero los senadores no lo dejaron pasar y siguen reparando sus contenidos. Los congresistas y los partidos adeudan excusas al país, por dejar que grupos de sujetos del narcotráfico pasaran a ocupar funciones públicas en los poderes del Estado.
Es ocasión propicia para que los congresistas expliquen al pueblo los recurrentes escándalos por: El barrilito, el cofrecito, sobornos Odebrecht, tráfico de armas y de drogas, enriquecimiento de origen dudoso, dos mil millones dejados por Abel Martínez y no encontrados por Lucía Medina.
¿Por qué legisladores riferos, algunos sin pagar impuesto? ¿Por qué tantos privilegios? La intención de escribir estas líneas es retrotraer y actualizar algunas verdades a ver si al final del túnel llega la luz de la decencia y el sosiego a este país, harto de que lo burlen, lo estafen, lo engañen, lo violen, atraquen y obstaculicen su desarrollo. Y que nos perdonen las dos docenas de legisladores serios, correctos y decentes que hay en el congreso, pero es que ellos se han dejado arrastrar por los intereses personales que gestiona, se apropia y defiende la gran mayoría de ellos.
Por: Lic. Santiago Martínez