Opinión Carta de los Lectores

Calumnia vil

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Cartas

El consejo de gobierno haitiano peca de irrespetuoso con el pueblo dominicano. Cada vez que se reúne emite declaraciones destempladas, exudando un firme odio racial.

Quiere parar la deportación de ilegales, a sabiendas de que cada país dicta sus reglas migratorias. Dice que en el país hay odio hacia los haitianos, no se le respetan sus derechos humanos, son deportados en medio de escenarios de violencia y hay una línea oficial racista. Todo es mentira.

Un Consejo de Gobierno que no tiene piernas para caminar, quiere echar músculos blandiendo la anarquía en las relaciones entre los dos países.De primera intención, lo mejor sería ignorar este atropello y abuso verbal, pero ese no es el caso. El Consejo de Gobierno Haitiano está blandiendo el garrote, le está diciendo a su población que los dominicanos los odian y que los maltratan en nuestras calles.

El mal trato se puede dar en casos individuales y muy personales, pero en sentido general el dominicano es solidario con el haitiano. El país fue el primero en llegar con ayuda humanitaria, a raíz del terremoto. Las parturientas es el mejor caso de apoyo humano. En las maternidades dominicanas cerca de la mitad de las atenciones se ofrecen a parturientas haitianas, las cuales no aportan un centavo por la atención que reciben.

Los cálculos más conservadores, hablan de que cientos de millones de pesos gasta el Estado dominicano en brindar auxilio a las parturientas, y a los enfermos haitianos en particular. Con los dominicanos que abandonan el trabajo fuerte, de sol a sol, en la industria de la construcción y en las agroindustria, los haitianos encuentran en forma masiva trabajo en el país. Allí echan días miles de hombres que en ocasiones, a pesar de estar ilegales, encuentran protección de sus patronos, que evitan que se les deporte.

En las escuelas rurales, hay miles de niños haitianos estudiando, en ocasiones en paridad con los menores dominicanos. Las declaraciones del Consejo de Gobierno Haitiano echa gasolina a la tea violenta de su país. Todavía está fresca en la memoria de todos los dominicanos el represamiento del río Masacre, una provocación inaceptable.

Tarde o temprano se tendrá que dar un gran encuentro entre los gobernantes y los pueblos de la República Dominicana y Haití, pero ahora mismo hay una posición muy beligerante del Consejo de Gobierno que lo impide. Además, con la guerra civil de baja intensidad que padece Haití, no hay interlocutores válidos, por lo que lo mejor es que cada quien evite declaraciones que hagan mas difícil la concertación y el diálogo.
Por: Manuel Hernández Villeta

El Nacional

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