De Jesucristo
Señor director:
En el reino de Jesucristo, un poderoso empresario había designado un administrador a quien consideraba serio, en su establecimiento de expendio y compra de aceite y trigo. El hombre resultó tremendo corrupto.
En corto tiempo, dicho administrador figuraba en el rumor público. Se decía que tomaba lo ajeno. Por ese motivo, los residentes en la comunidad decidieron informar lo acontecido al referido empresario.
Lo impactante de este acto de perversidad, precisamente surge en el periodo del reinado en Israel de Jesucristo, quien seguro por sentimiento humano, desmovilizó la acción de la justicia contra el administrador facineroso.
La muestra del corruptor consistió en llamar a suplidores y compradores y solicitar uno a uno pagar deudas tras preguntar: ¿Cuánto debe usted? Cien barriles de aceite. ¿Y usted, cuando debe? Ochenta cajas de frijoles Al final, a cada uno se le decía: Firme aquí, rápido y escriba $100 y usted 80 así saldaban sus deudas.
Siendo uno de los 10 mandamientos No Hurtar, más las suficientes pruebas de los delitos del referido administrador, no permitía Jesús obviar llevar a la justica el primer corrupto de su reino. Lucas, en su libro, habla de eso. (Ver Lucas 16, del 1 al 8).
En verdad, la corrupción y la perversidad vienen desde ante nacer Dios. Es una pena que en los países pobres los gobiernos manejen este asunto de manera parecida al caso del administrador corrupto.
Al anunciar Jehová que antes de caer a tierra una letra de su ley, dejando significar ser fiel cumplidor de su Constitución, preferiría mejor que penetren el Cielo y la Tierra en su reino, dejando entrever seriedad en sus mandamientos. Cabría señalar por qué ese incoloro juicio al primer corrupto en su reino.
Indudablemente, el perdonar a ese administrador y no llevarlo a juicio, más que una violación a los mandamientos, es un atropello al ejercicio honesto. No obstante, es el propio Jesús quien en el Evangelio de San Lucas informa la existencia de ese corrupto.
Desde hace miles de años, antes de existir la Constitución de Jesús, la llamada Tabla de Moisés, cual nunca ha siso modificada, por lo menos nos puede decir que se le ha faltado un poquito de respeto igual a muchas Constituciones del mundo.
Atentamente,
Isaías Peguero Corporán
Santo Domingo

