Sonia Pierre
Señor director:
Meses atrás, escribí un artículo en que increpaba a Sonia Pierre y hostigaba de paso al senador estadounidense Edward Kennedy. Ambos desconocían el vivo sentir del país dominicano que, tras la separación, impregnaba la letra misma de La Constitución de 1844.
Recuerdo con emoción el discurso radical pero patriótico de aquel ilustre jurisconsulto, el doctor Carlos Cornielle Segura, ya fallecido, quien, en un discurso en un acto en que celebrábamos sus cincuenta años de ejercicio, abogaba por que la Constitución fuera reformada para decir son dominicanos los nacidos en territorio dominicano hijos de dominicanos que, a su vez, fueran hijos de dominicanos.
En mis primeros años de convivir con este acogedor pueblo, no sabía qué me extrañaba más, si la agresividad de Sonia Pierre o la tolerancia del país a sus reclamos contra la misma idiosincrasia y aun la Constitución.
No obstante, manifesté la oposición de mis ideas contra la campaña de Sonia, que llegó aun a antagonizar a la familia Kennedy y a miles más contra la Constitución, el pueblo y el país que le habían dado abrigo y medios de trabajo y sustento a sus padres y a ella misma.
Pero a la hora de su muerte antes de que regrese al hogar definitivo del ser humano que es la tierra, hay que reconocer que Sonia Pierre merece ser respetada, con altura cristiana y aun humana, por sus méritos al luchar bajo sol ajeno por el concepto que entendía era un derecho: la igualdad de ciudadanía de los descendientes de su raíz haitiana nacidos en República Dominicana y de los nativos hijos de dominicanos.
Sonia Pierre pudo haber dicho: Yo tuve un sueño, como Martin Luther King.
Pero Luther King luchó contra leyes y costumbres insolentes de su país. Sonia Pierre asestaba la garra de sus palabras contra la razón de ser de la República Dominicana expresada en su Constitución.
Se atrevió a luchar e impugnar las palabras más aguerridas, profundas y corajudas del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, quien asombró y retó al mundo entero cuando esculpió: La Republica Dominicana debe ser libre de toda dominación extranjera: o que se hunda la Isla.
A esa Sonia Pierre a quien confronté en vida, la respeto en su muerte.
Tras una vida de luchas, descansa en Paz, Sonia Pierre.
Atentamente,
LIc. Francisco Dorta-Duque
Santo Domingo

