El salario global
Señor director:
Las protestas por conseguir salarios más altos se extienden por Estados Unidos. Unas veces son protagonizados por los empleados de Walmart. Otra por los trabajadores de McDonald’s, Burger King y Wendy’s, anunciando una nueva huelga nacional el 29 de agosto: «porque ya no pueden seguir manteniendo a sus familias con los salarios que reciben en la industria de comida rápida». Piden un salario mínimo de 15 dólares por hora, más del doble de los actuales 7.25 que se pagan en la mayoría de las tiendas de comida rápida.
Así dice una nota que recibí recientemente, y la verdad es que lo veo todo en pequeño, o quizás en una nota grande cuyo tamaño no hemos podido medir, en la República Dominicana.
La verdad es que resulta fuerte pensar que en nuestro país los empresarios les están quitando a los trabajadores los pocos beneficios que habían conquistado.
Ahora, las empresas han puesto mayores exigencias con los horarios, descuentan por cualquier razón que no parece ser razón, y por cualquier razón tratan de que los empleados no hagan carrera.
No sé si la gente se está dando cuenta de esa realidad.
Parece que lo que está en crisis es el salario a nivel global.
Atentamente,
Raysa López.
Santo Domingo.
El campo
Señor director:
Por mucho que se hable de modernidad, y por muchas promesas que haya hecho el presidente Danilo Medina, el campo dominicano está abandonado, no solo en materia de aumento de la productividad, también en las conquistas de desarrollo humano.
En muchas comunidades rurales nuestras, las escuelas se caen a pedazos y los centros de salud tienen problemas que no parecen de este tiempo.
Los campos dominicanos tienen carencias que no se curan con promesas presidenciales ni con visitas cargadas de promesas.
Uno de ellos es que no les llega lo mejor en materia de recursos humanos ni en materia de servicios.
El precario servicio de energía eléctrica, se hace sentir en muchas zonas rurales y, como si nada, todavía en este país hay zonas sin electrificar.
La modernidad no es solo prédica, y no tiene sentido si no se puede mencionar como una suma de factores de desarrollo.
Atentamente,
José L. Santiago.
Santo Domingo.
