Los sin partidos
Señor director:
La mayor parte de la población dominicana no está afiliada a un partido político. Se podría decir que hoy esa mayoría es indiferente ante los problemas sociales, y solo le preocupa su suerte económica personal. En el reflujo político hay dispersión de las masas, cada quien dentro del individualismo trata de resolver sus problemas, y para nada les interesa, ni actúan, en base a las decisiones colectivas. Los partidos políticos están creados para buscar esas acciones colectivas, que vayan de acuerdo con las necesidades generales de la comunidad.
Empero, para muchos militantes políticos, lo importante es solucionar sus necesidades, y no la de la generalidad. Los grupos políticos que se llaman mayoritarios se tienen que revisar. Quieren hablar por el pueblo dominicano, y no es así. Su área de influencia es con una parte de la sociedad nacional. Tienen que trabajar para circunstancialmente conseguir el apoyo general.
Este únicamente se da en dos condiciones. Una revuelta social, que ahora mismo es imposible, porque no hay coyunturas para ello, no hay circunstancias, ni hay mujeres y hombres que quieran jugarse la vida en una ilusión. La otra condición son las elecciones. Por tradición, la mayoría silente ve como su gran deber cívico votar en las elecciones nacionales, sobre todo cuando se va a escoger al candidato presidencial.
La mayoría que los partidos obtienen en ese momento es fruto de que tienen el apoyo de la mayor parte de la población que votó. En Europa y los Estados Unidos ahora observan la abstención, que en muchas ocasiones supera a los votos emitidos. Para ganar unas elecciones generales hay que salir del marco interno de un partido político. Con los militantes únicamente se hace ruido, pero no se pueden ganar unas elecciones.
La tarea principal de los partidos políticos en los próximos años, es seguir siendo potables para la población que no milita, para los que no gustan de hablar de política, para los que el salario mínimo los ahoga, o la falta de empleo. Esa es la mayor parte de la población. Está dispersa y sin rumbo, pero cuando se une, para ella hay soluciones colectivas, es la punta de lanza de los cambios sociales. Su dispersión se mantendrá por mucho tiempo, por la apatía colectiva dominicana.
La mayoría silente está callada hoy, pero su voz se escucha fuerte cada cuatro años…
Atentamente,
Manuel Hernández Villeta.

